Desde el mes de marzo de 2020, el pueblo hondureño recibió un fuerte golpe con la oficialización de los dos primeros casos de COVID-19, pero el problema iba a ir más allá de lo que imaginamos como nación. Al igual que el resto del mundo, Honduras tuvo que adaptarse a los protocolos dictados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre los que destacan el distanciamiento social, una de las recomendaciones que más afectó ha hecho a la humanidad, ya que las principales actividades desde económicas hasta laborales, requieren de un acercamiento con los demás. Este es el caso de la situación en los salones de clases, en donde la relación alumno-maestro, se vio truncada y se tuvo que adaptar a estar por casi 6 hasta 8 horas frente a una pantalla para recibir el pan del saber.
En ese sentido, Honduras tuvo un problema muy grave, ya que de los más de 2 millones de menores que están aptos para cursar las clases, según la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), casi 1 millón han quedado excluidos por la falta de tecnología para conectarse de forma virtual y de estos al menos 100 mil desertaron y no volverán a las aulas. Ante estas debilidades que enfrenta este importante sector, le compartimos los retos que tiene la Secretaría de Educación, liderada por el profesor Daniel Sponda.
Infraestructura
El abandono de los centros educativos es uno de los problemas que se han venido arrastrando desde siempre. Sponda manifiesta que “Alrededor de 17 mil planteles escolares hay en el sistema educativo nacional, de los cuales más de 12 mil necesitan ser reconstruidos. La situación de Honduras en este sentido solo es comparable con países que vienen saliendo de la guerra” manifestó Sponda y agregó que se contará con un préstamo de 73 millones de dólares por parte del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), para fortalecer la parte de infraestructura en estos centros.
Reestructuraciones
El titular de Educación también ha manifestado que otro de los retos es la reestructuración de las mayas curriculares. “Lamentablemente las reformas del 2011, menoscabaron los derechos a la educación. Debemos eliminar la vieja cultura de la educación para el desempleo y reconstruirla para el trabajo, para lo cual se crearán nuevos bachilleratos orientados a las actividades productivas de los municipios”.
Deserción
Sponda manifestó que otro de los retos a vencer es la deserción escolar y la exclusión que se acrecentó con la pandemia, pero para ello se necesita que los padres de familia logren matricular a sus hijos. “Si consolidamos la matrícula se podrá llegar a los centros educativos a vacunar a los niños y jóvenes, porque nuestra meta es volver a abrir las escuelas para nunca más volverlas a cerrar” concluyó Sponda.