El Papa Francisco posterior al rezo del Ángelus, dio a conocer que el Sínodo de la Sinodalidad, que en estos momentos se encuentra en su primera fase, se extenderá hasta 2024. “Con el fin de disponer de un tiempo de discernimiento más extendido, he establecido que esta Asamblea sinodal se realice en dos sesiones. La primera del 4 al 29 de octubre de 2023 y la segunda en octubre de 2024. Confío que esta decisión pueda favorecer la comprensión de la sinodalidad como dimensión constitutiva de la Iglesia, y ayudar a todos a vivirla en un camino de hermanos y hermanas que testimonian la alegría del Evangelio” dijo.
El 10 de octubre del año pasado se abrió la primera fase de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, con el tema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión” y se tenía programado concluirlo en 2023, pero con este anuncio del Sumo Pontífice, se podrá tener un mayor discernimiento, sobre todo, por que según el Papa, son muchos frutos que están surgiendo ya. “Para que lleguen a plena maduración es necesario no tener prisa” advirtió.
Vatican News, explica que según lo detallado por la Secretaría General del Sínodo, el Papa Francisco se remitió a la Constitución Apostólica Episcopalis Communio, que contempla esta posibilidad en su artículo 3. “Esta decisión nace del deseo de que el tema de la Iglesia sinodal, por su amplitud e importancia, sea objeto de un prolongado discernimiento no sólo por parte de los miembros de la Asamblea Sinodal, sino de toda la Iglesia. Una elección en continuidad con el actual camino sinodal. El Sínodo no es un acontecimiento, sino un proceso, en el que todo el Pueblo de Dios está llamado a caminar juntos hacia lo que el Espíritu Santo le ayuda a discernir como voluntad del Señor para su Iglesia”.
El pasado 11 de octubre, en su homilía por el 60º aniversario del inicio del Concilio Ecuménico Vaticano II, Francisco dijo: “La Iglesia debe ser mirada ante todo desde lo alto, con la mirada enamorada de Dios. Preguntémonos si en la Iglesia partimos de Dios, de su mirada enamorada sobre nosotros. Siempre existe la tentación de partir del yo y no de Dios, de anteponer nuestras agendas al Evangelio, de dejarnos llevar por el viento de la mundanidad para perseguir las modas del momento o de rechazar el tiempo que la Providencia nos dona para volver atrás”.