- Su origen se remonta a los inicios de la edad media, tanto en oriente como en occidente, como signo de dignidad y autoridad pastoral
- Suele adornarse con tres “clavos metálicos” que recuerdan los clavos de la pasión y se colocan uno por el frente, el otro por la espalda y el tercero por el lado del corazón.
- El 21 de enero, bendice la lana de unos corderitos criados por los padres trapenses de trefontane en Roma, para que sean elaborados por las hermanas benedictinas de Santa Cecilia.
- En la víspera de la solemnidad de San Pedro y San Pablo, el 28 de junio, los nuevos palios son colocados sobre la tumba de San Pedro en la basílica vaticana, de forma que se vuelven reliquias de tercer grado. De ahí son tomados por un diácono, para ser posteriormente bendecidos por el papa y entregados a los metropolitanos.
- Los arzobispos que reciben el palio deben ser enterrados con él. Si al momento del fallecimiento estaban en ejercicio del cargo, se le impone sobre el cuerpo inerte. Si es emérito se coloca a un lado del cuerpo en la urna.
- Mientras el arzobispo se pone el palio, puede decir la siguiente oración: “Ut semper unitus ad Petrum et suos successores sim, Domine, et exemplum fatribus meis episcopis.”, que puede traducrse como “Que siempre esté unido a Pedro y a sus sucesores, Señor, y sea ejemplo para mis hermanos obispos”
- El palio es un ornamento que pueden usar el papa y los arzobispos metropolitanos, en tanto presiden una provincia eclesiástica. Sin embargo, el 15 de marzo de 2003, al finalizar los ejercicios espirituales de la Curia Romana, el papa san Juan Pablo II decidió imponerle el palio al entonces Cardenal Ratzinger, que en los meses previos había sido electo Decano del Colegio Cardenalicio.