“Si salvamos la familia, salvamos la sociedad”

Esta máxima, es una de las misiones más importantes que tienen los grupos y movimientos que trabajan en pro de las familias

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Trabajar por la familia es una de las tareas primordiales en la sociedad. San Juan Pablo II era consciente de esto y por eso decía que, “El futuro depende, en gran parte, de la familia, lleva consigo el porvenir mismo de la sociedad; su papel especialísimo es el de contribuir eficazmente a un futuro de paz”.

Misión

El ataque concertado y global que sufren la familia y el matrimonio en nuestros tiempos es particularmente preocupante, de ahí, la necesidad de fortalecer la relación más importante en el hogar, la del hombre con su mujer. La Iglesia, sabiendo de esta responsabilidad e inspirada por el Espíritu Santo, a través de los diferentes grupos y movimientos que se dedican al anuncio del Evangelio a los hogares, buscan hacer vida la expresión que, la familia se convierta en la “Iglesia doméstica”, es decir, aquel sitio en donde nos encontramos con Cristo y vivimos su amor.

El Padre Juan Carlos Martínez, párroco de la Catedral Metropolitana San Miguel Arcángel de la capital, y responsable a nivel arquidiocesano de la Pastoral Familiar, señala que, la familia se convierte en uno de los ejes más importantes de la Pastoral de la Iglesia, al ser una de las células vitales de la sociedad. Si desde la misión que tenemos con la familia no hacemos la diferencia, observaremos como toma mayor fuerza el deterioro en los hogares y esto será cada vez será más palpable.

Desafíos

Karla Ortiz, integrante del Pastoral Familiar, considera que uno de los grandes desafíos en esta misión pastoral es la ausencia de compromiso hacia el matrimonio y la familia, es una consecuencia de la falta de preparación matrimonial, del mal testimonio en sus hogares o matrimonios cercanos, las nuevas ideologías qué pretenden de fragmentar el núcleo familiar para volverlas vulnerables al consumismo y cultura de género, miedo al compromiso y creer falsamente qué esto les permitirá experimentar las veces que sean necesarias con las personas que encuentren en su camino, “en una especie de turismo emocional que no implica entregar todo para no perderlo todo y estar siempre cómodos sin experimentar pérdidas económicas mí de cualquier responsabilidad, es uno de los grandes retos que nos plantea Amoris Laetitia” detalló.

En la actualidad la pobreza es uno de los factores económico, que provoca la desintegración familiar y migración no acompañado en Honduras. La desintegración familiar en los hogares es provocada por la precaria situación económica, drogas y alcohol, irresponsabilidad paterna, divorcio, separación, migración etc. Y esto, también es un reto que como grupos y movimientos en pro de la familia no podemos desconocer, sobre todo, porque todo trabajo pastoral, debe darse “encarnado” en la realidad.

Labor Dios llama a los hombres a que amen a sus esposas como Cristo ama a la Iglesia, hasta dar la vida por ella. La Iglesia reconoce “el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones” pero también está consciente que la incorporación de la mujer al sistema laboral, paulatinamente ha ido desnaturalizando la estructura familiar al empoderar a la mujer en cuestiones profesionales y laborales en detrimento de otros roles tan importantes para la creación de familias que trasmitan valores.

Arnoldo Aviléz, integrante del movimiento Encuentros de Nuestra Señora recalca que, es tarea de todos unir a las familias hondureñas, “hay muchos problemas en el país y todos comienzan con la desintegración familiar, es lo que queremos combatir, tenemos que doblar rodillas para pedirle al Señor para que nos ayude ante esta realidad”. Patricia Banegas, del movimiento 40 días por la Vida agrega que, “hoy la familia está siendo atacada descomunalmente, por eso como Iglesia queremos ser ese gesto de esperanza, al luchar por la familia. El aborto, que es un atentado a la familia, todavía está blindado y se quiere despenalizar, no lo vamos a permitir”.

Una familia que descubre y experimenta la alegría de tener un don y ser a su vez, un don para la Iglesia y la sociedad, “puede llegar a ser una luz en la oscuridad del mundo” ¡Y el mundo de hoy necesita esta luz!

1 Oración

La familia está llamada a ser templo, o sea, casa de oración: una oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura. Una oración que se hace vida, para que toda la vida se convierta en oración.

2 Camino

La familia es para los creyentes una experiencia de camino, una aventura rica en sorpresas, pero abierta sobre todo a la gran sorpresa de Dios, que viene siempre de modo nuevo a nuestra vida.

3 Responsabilidad

Todos los católicos, en especial los casados deben ser los primeros en testimoniar la grandeza de la vida conyugal y familiar con una acción catequética y educativa más incisiva y constante, que permita incentivar el ideal cristiano de comunión conyugal fiel e indisoluble.

MISIÓN DE LA FAMILIA

Según indica el numeral 2205 del Catecismo de la Iglesia Católica, “La familia cristiana es una comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo. Su actividad procreadora y educativa es reflejo de la obra creadora de Dios. Es llamada a participar en la oración y el sacrificio de Cristo. La oración cotidiana y la lectura de la Palabra de Dios fortalecen en ella la caridad. La familia cristiana es evangelizadora y misionera”.

OPINIÓN

“La formación un pilar fundamental para luchar por las familias” Óscar Osorio Predicador católico

El primer desafío es a nivel pastoral, que los movimientos que trabajan en favor del matrimonio y la familia se formen, se capaciten. Los desafíos son grandes, por ejemplo, la ideología de género, hay que trabajar esto en los movimientos con el liderazgo, establecer procesos formativos sobre esta temática, la desvinculación también es un factor tremendo, el mundo de la tecnología, la comunicación. Es decir, tiene que haber una formación integral en los movimientos apostólicos, porque corremos el riesgo de quedarnos con una formación únicamente espiritual, pero esta formación debe estar arraigada en la realidad. ¿Cómo manejar el tema del internet, de las redes sociales?, ¿Cómo manejar la postura de un hijo o una hija que quizás es pre o adolescente que te dice que es binario, que te dice que es normal el homosexualismo, el lesbianismo? Si papá y mamá, que estamos en la Iglesia, no nos hemos formado y no sabemos que responder. Entonces, los movimientos apostólicos tendrían que enfilar sus procesos formativos hacia eso, dar respuesta a los desafíos y cuáles son, como estudiarlos, como encararlos para ayudar a otras familias que están sumergidos en esa realidad. El dilema está en que estamos en una sociedad sin Dios y contra Dios. Esta realidad también la tenemos que ver desde la Pastoral Familiar y todos los que trabajan en pro del matrimonio y la familia. Aquí hay que generar un nivel de consciencia de saber que la familia y el matrimonio están siendo atacados directa y sutilmente, todo este mundo de las ideologías que comúnmente las promueven las tendencias de izquierda, hay que saber interpretar esta realidad, para proteger la familia. Por eso, para mí, el mejor camino es la formación de agentes de pastoral que sepan responder a estos desafíos.

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