Santo Domingo Savio un ejemplo y patrono de los monaguillos

Este niño que llegó a ser santo a los 14 años de edad es protector de quienes tienen el inmenso honor de servir en el altar

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Domingo Savio, comenzó sus servicios en el altar desde la edad de cinco años porque su madre lo llevó a la parroquia en Murialdo donde ayudaba como monaguillo. En ocasión de la fiesta de este pequeño santo, es propicio conocer cuál es la diferencia entre un monaguillo y un acólito, ya que comúnmente estas dos funciones son confundidas.

La instrucción Redemptionis Sacramentum, en el numeral 47, indica que “Es muy loable que se conserve la benemérita costumbre de que niños o jóvenes, denominados normalmente monaguillos, estén presentes y realicen un servicio junto al altar. El monaguillo proviene de vocablo ‘monachus, monje’. Monaguillo y significa “pequeño Monje”. Por otra parte, el acolitado es un ministerio instituido, desde 1972, por el Papa Beato Pablo VI en su carta apostólica “Ministeria-Quaedam”.

Según la Instrucción General del Misal Romano (IGMR), en su numeral 98 expone que “El acólito es instituido para el servicio del altar con el fin de ayudar al sacerdote y al diácono. Al él compete principalmente preparar el altar y los vasos sagrados y, si fuere necesario, distribuir a los fieles la Eucaristía, de la cual es ministro extraordinario. En el ministerio del altar, el acólito tiene sus ministerios propios que él mismo debe ejercer”. Los acólitos pueden usar ornamentos litúrgicos específicos, como el cíngulo y el alba. Ambos dan un servicio al altar, pero sus funciones y requerimientos, litúrgicamente hablando, son diferentes. Los acólitos son instituidos y los monaguillos no.

Alumno

Domingo Savio fue alumno de San Juan Bosco en el oratorio de Valdocco, quien a su corta edad cautivó al fundador de los salesianos por su madurez y espiritualidad.

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