Hace algunos años, una persona muy querida me invitó a una cena muy elegante y la única indicación que me dio fue precisamente esa, que era elegante. Preocupada busqué en internet cuál era la ropa adecuada para tal evento, la manera en la que debía utilizar los cubiertos y los comportamientos para la ocasión, porque deseaba honrar y agradar a mi anfitriona. Todo esto me recordó, que la Santa Misa no es una cena, ni una fiesta, es ¡LA FIESTA, LA CENA!, en la que nos encontramos con Cristo y celebramos su Pascua Gloriosa; por lo tanto comportarse con dignidad y realizar correctamente cada gesto es necesario para participar plenamente de la Eucaristía. Existen pautas para la celebración Eucarística, te explico algunas a continuación.
Antes de la Misa:
- Organiza tu tiempo: programa la hora, y el lugar al que asistirás a Misa, para que tu mente esté conectada y preparándose para vivir la Santa Misa.
- No lo tomes como una carga, evita decir: “me toca ir” “tengo que ir”, y en su lugar dí: “necesito ir”, “asistiré”.
- Procura vivir en gracia, por medio de la Confesión Sacramental y evitando todo pecado, mortal y/o venial.
- Recuerda el Ayuno Eucarístico: al menos una hora antes de participar de la Eucaristía, te debes abstener de ingerir alimentos y bebidas, excepto por el agua. Pues no comerás cualquier golosina, sino el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, el Señor.
Durante la Misa:
- Sé puntual, pues cada momento de la Misa es valioso y nos introduce al misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro señor Jesucristo.
- Haz silencio, hay un momento y un lugar para todo (Eclesiastés 3,1), las conversaciones pueden esperar. Muchas personas están en profunda oración y necesitan la quietud.
- Realiza el gesto y signo adecuado a cada momento: de pie durante los ritos iniciales, la proclamación del Evangelio, las oraciones de la Liturgia Eucarística y hasta el momento de la Comunión, después en la oración después de la comunión y para recibir la bendición final; sentados, durante la Liturgia de la Palabra hasta el canto interleccional, durante el ofertorio y al recibir la comunión; de rodillas, durante la Consagración y para meditar y agradecer la entrega de Jesús en ese humilde pedacito de pan después de comulgar.
- Aprende las respuestas y oraciones de la Misa: En Internet es posible encontrarlas y aprenderlas para participar activamente del Banquete Eucarístico.
- Abstenerse de acciones que van contra la Liturgia: existen prácticas muy comunes que son incorrectas, como extender las manos durante el Padre Nuestro, o decir “Amén” al finalizar el mismo, tampoco se deben repetir las oraciones que son exclusivas del Sacerdote.
Al finalizar la Santa Misa no salgas del Templo inmediatamente, medita y contempla lo vivido y vé a ponerlo en práctica en tu vida, agradece el Sacrificio de Amor realizado en la Cruz.
Finalmente, haz todo CON Y POR AMOR, que sea ese el impulso para asistir al encuentro con el Dios que TE AMA SIN LÍMITES (Juan 15,13-14).