Unos 491 años han pasado desde los encuentros de la Virgen de Guadalupe, Emperatriz de América y San Juan Diego, un acontecimiento con el que se evidencia de manera más que clara, los procesos de inculturación de la fe. María, arropa el mestizaje en su rostro y Juan, se encarga de dar a conocer este misterio de fe adquirido sin estudios y con una comprensión desde el corazón.
Compromiso
El padre Emigdio Duarte, secretario de la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH), presbítero mexicano, opina que “Las apariciones de la Virgen de Guadalupe y la misión adquirida por San Juan Diego, son un fiel testimonio de evangelización tomando los diferentes conceptos de la cultura y traduciéndolo a las formas de fe”. Ante este compromiso, el padre agrega que “estamos llamados a tener actitudes como la de María, que sale al encuentro de San Juan Diego y también, a imitar al indio en la prontitud y convicción para hacer la voluntad de Dios, imitando a su madre”. En las apariciones guadalupanas, se contemplan de manera fiel las manifestaciones y tradiciones de los pueblos indígenas, acogidas en la actualidad para celebrar los sacramentos y las devociones populares.
1 Importancia
La adaptación de los ritos y formas de celebración, conforman una riqueza muy grande para la Iglesia Católica, acogiendo culturas, tradiciones y costumbres de los primeros pueblos y que sirven para la evangelización.
2 Esencia
A pesar de buscar la adaptación de las vivencias de los pueblos, la raíz de estas costumbres se busca mantener intacta, respetando su identidad cultural y religiosa, abonando a las nuevas vivencias de la fe cristiana.
3 Impulsos
Los documentos eclesiales del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) han profundizado en este importante tema, desde Río en 1955, este ente eclesial ha abordado el tema en sus diferentes asambleas.