Cada 15 de mayo, la Iglesia recuerda la memoria litúrgica de San Isidro Labrador, un hombre ejemplar que se caracterizó por dignificar el trabajo, dedicándole tiempo a la oración y encontrando la armonía en el hogar. En nuestro país, tiene una especial memoria por ser el patrón de los campesinos y de varias comunidades, entre ellas la diócesis de La Ceiba.
Ejemplo
El presbítero Óscar del Cid, párroco de la comunidad Claret en La Ceiba, destaca que la figura de este gran santo, nos invita a dignificar nuestras labores diarias como un camino de santidad, en medio de una sociedad que pone de excusa el trabajo para alejarse de Dios. “Él es un modelo de la compatibilidad” afirma, al enseñarnos como combinar la oración y el trabajo. Franklin Barahona, seminarista de La Ceiba, da a conocer que para la diócesis esto representa un ejemplo de virtudes, entrega y humildad. “Sabemos que era un hombre de oración, que se confiaba plenamente a Dios, su familia, tiempo y trabajo que se distinguió por su serenidad, tranquilidad y paciencia”, destaca Barahona.
Dignificación del trabajo
San Isidro era un hombre casado, campesino, dedicado al trabajo de la tierra. Su camino de santificación fue a través de esa labor en donde honró a Dios y ejerció la caridad. Su esposa es también santa, lo que los convierte en ejemplo para los matrimonios.
Carnaval de La Ceiba
Esta celebración popular en toda Honduras, tiene sus orígenes en la memoria de San Isidro Labrador que tiene la feligresía, ya que, en 1929, se instituyó como la Feria Isidra y que ahora es conocida como el “Gran carnaval internacional de la Amistad”.
Parroquias en su honor
En Honduras existen tres parroquias que le rinden honor a San Isidro como santo patrón. Además de la catedral ceibeña, está una comunidad en Güinope, El Paraíso y en Tocoa, Colón. También hay otros sectores que piden su intercesión.
