Como la persona que realiza grandes prodigios en la Iglesia Católica, San Antonio de Padua recibe gran devoción de la feligresía por adjudicársele su intercesión en muchos milagros.
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Quienes viven la espiritualidad franciscana conocen más allá la importancia que San Antonio tiene para la Iglesia, así lo afirma la Hermana Yensy Hernández, religiosa de esta orden, quien expresa que “Antonio fue un hombre reconciliador que siempre buscó promover la paz en sus escritos y homilías” y agrega que “no solo debe ser visto cuando se busca el amor en un hombre o una mujer, pues él supo escuchar el susurro de la voluntad de Dios en todo momento. Como seguidor de San Francisco de Asís, vivió en humildad, pobreza, obediencia, castidad y generosidad. Es alguien que invita a la contemplación” concluyó.
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En Honduras, la presencia de este santo está marcada en diversos episcopados. Uno de ellos en la Diócesis de Comayagua con Monseñor Roberto Camilleri, quien asegura que “San Antonio es fiel reflejo de la castidad por ello se le presenta con un lirio, además, se destaca su gran amor al Señor Jesús y por el Evangelio, siendo un gran predicador de la Palabra de Dios” y agregó que “los detalles que se colocan en su imagen en todo el país, representan su legado”.
Claudio Turcios, feligrés de la Parroquia Inmaculada Concepción de Comayagüela, lugar donde se vive la espiritualidad franciscana, opina que “La oración fue su alimento espiritual, porque la realizaba en cada momento del día. Esto nos invita a orar de manera incesante, además de su devoción a la Eucaristía, conocimiento profundo, su don de predica a seres como los peces, un fenómeno que considero es un reflejo de amor a lo creado por Dios manifestado por San Antonio”.