Hay muchos santos de la Iglesia Católica que reciben grandes reconocimientos por virtudes especiales como Santa Teresa de Jesús por sus escritos, o San Juan Bosco por su labor con la educación a los jóvenes, por lo que San Antonio de Padua, es una figura que se arraigó no solo en la orden franciscana sino en toda la Iglesia.
Arraigo
Fray Arturo Trinidad Espinal, párroco de la comunidad Inmaculada Concepción de Comayagüela, afirma que esta distinción se le da a San Antonio por tantos milagros que se atribuyen a su intercesión, eso hace que le consideremos el taumaturgo más famoso. Para este franciscano, la muestra de su popularidad en la fe, es que “En toda ciudad o país, hay templos dedicados en su honor donde se le rinde veneración”. Para fray Espinal, San Antonio nos recuerda la necesidad de proclamar el Reino de Dios en nuestros días desde nuestra cultura, además de enseñarnos a interceder por el prójimo, especialmente por los que más sufren. A pesar de haber sido declarado santo hace 690 años, la devoción a San Antonio se mantiene intacta a raíz de su poderosa intercesión, esto en gran parte porque supo colocar sus talentos al servicio del Reino de Dios, una enseñanza que se mantiene vigente y que tiene un significado vital para el caminar cristiano personal y comunitario.
Importancia
Por su parte, fray Marcio Matute, párroco de la comunidad Maximiliano Kolbe, expone que “En verdad es el santo de los milagros, pero debemos ver que estos prodigios están conectados a su fuente, si lo separamos podríamos ridiculizar su figura”. Este hecho ha llevado a muchas personas a ver en la figura del santo más que un intercesor, un personaje de suerte o de supersticiones, colocando condiciones a su acción. Es importante separar lo bueno de lo malo en lo que respecta a San Antonio, sostiene fray Matute, quien agrega que “su principal tesoro es su enlace con Dios y además de los milagros, sus virtudes de dulzura y carisma también le dan el reconocimiento público”. Uno de los milagros de San Antonio, es que donde iba y predicaba, lograba la adhesión a la Palabra de Dios, por ello es que, con la fe de las comunidades y la acción de este santo, se hizo más fácil que Dios obrara milagros. La identificación del accionar de Antonio, esclarecerá al personaje cercano a Dios y al prójimo, además de resaltar el don de la predicación, un talento con el que es recordado en la actualidad. San Antonio, brilló y sigue brillando con tal fuerza que todos los que le conocen le tengan un cariño especial, acudiendo a su favor, con la fidelidad que los tantos testimonios dan sobre él.