Es muy conocido por la feligresía que, cada domingo, celebramos el Día del Señor, por su resurrección o que, por ejemplo, los sábados son los días por excelencia para recordar la figura de María Santísima, el jueves tradicionalmente llamado eucarístico o el viernes, que se conoce su carácter penitencial durante todo el año. Pues existe una sana tradición que indica que los miércoles son los días dedicados a San José, padre adoptivo de Jesús y patrono de la Iglesia Universal.
Según la tradición, el 5 de Julio de 1883 el Papa León XIII fue quien aprobó la dedicación del miércoles como el día consagrado a la devoción de San José en toda la Iglesia Universal. Unos años más tarde, el 15 de agosto de 1889, publicó la carta encíclica Quam Quam Pluries. En ella se habla sobre las virtudes del padre putativo de Nuestro Señor Jesucristo, y nos invita a seguirlo como modelo de santidad, amor, fe y paciencia.
Puedes hacer la siguiente oración cada miércoles:
¡Oh castísimo esposo de la Virgen María, mi amantísimo protector San José! todo el que implora vuestra intercesión experimenta vuestro consuelo. Sed, pues, Vos mi amparo y mi guía. pedid al Señor por mi; libradme del pecado, socorredme de las tentaciones y apartadme del mal y del pecado. Consoladme en las enfermedades y aflicciones. Sean mis pensamientos, palabras y obras, fiel trasunto de cuanto os pueda ser aceptado y agradable para merecer dignamente vuestro amparo en la vida y en la hora de la muerte. Amén.
¡Oh Glorioso San José! Haced que sea constante en el bien; corregid mis faltas y alcanzadme el perdón de mis pecados.