“Esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los potentes” se escuchó en la Vigilia Pascual al entonarse el Pregón, para anunciarnos que Cristo ha resucitado y estamos llamados a ser sus testigos. Es tiempo que Honduras, resucite, se levante, tenga una nueva esperanza en que todo mejorará. La Resurrección de Cristo, es un sí a la vida de todo ser humano, un sí a nuestra vida. Nuestras más profundas aspiraciones, pueden llegar a realizarse. Tenemos derecho a esperar un mundo nuevo, un mundo de amor y paz, un mundo dónde brille la justicia.
Resucitar
Lastimosamente, pareciera que Honduras padece síntomas de muerte. Violencia, extorsión, pobreza, pandemia y muchas otras situaciones que a diario sufre la población, crean un clima de incertidumbre que fomenta la migración y el temor generalizado. Se le suma a esto, la corrupción, el narcotráfico que no se han detenido y sus tentáculos siguen aferrados a un Estado debilitado por la pobreza y la injusticia social. Es momento de darle un cambio al país. Las nuevas autoridades plantean la refundación como el camino a seguir. Ante esto, bien lo mencionó la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH), en el comunicado de febrero de este año, al afirmar que “Se debe refundar Honduras sobre la verdad, la justicia, el amor mutuo y la libertad”.
Estos valores, son también necesarios, para que el país pueda resucitar. Manuel Cruz, integrante del Instituto Hondureño de Doctrina Social de la Iglesia (IHDOSOC), hace un llamado a la población y le recuerda que “Abandonar nuestro silencio, nuestra complicidad de cristianos al utilizar el nombre de Dios para avalar, defender y hasta bendecir los planes malvados de los criminales, nunca más”.
Paz
Uno de los primeros frutos que da el resucitado es la paz. Un valor que tanto se necesita a nivel mundial, con el flagelo de las guerras que está afectando a todo el mundo, pero también tan necesario en Honduras. Monseñor Luis Solé, obispo de Trujillo, advierte que “La Paz es el fruto de la reconciliación que se logrará en la humanidad en la medida en que se asuman los valores evangélicos como fundamento divino de los Derechos Humanos”, y agrega que la paz será posible si hay justicia. Dice la carta de Santiago: “Los que trabajan por la paz, siembran la paz y cosechan la justicia”.
Testigos
Celebrar la Pascua, más que evocar el recuerdo histórico de la resurrección, dice el padre Tony Salinas, “Hace del pasado, un presente, Cristo sigue resucitando y nos llama, como dice el Papa Francisco a que vivamos como Él, como dice en Christus vivit, “Cristo te quiere vivo y que estés con Él”. Es por ello, que el presbítero afirma que Honduras necesita volver a escuchar el significado de la resurrección, que “Dios nos quiere a todos vivos y nos quiere que demos vida, por lo tanto, debemos de construir historia, si nos llamamos cristianos, historia desde esos renglones que Dios quiere seguir construyendo entre nosotros. Honduras necesita, que no saquemos a Dios de nuestro corazón, de nuestro ambiente, mucho menos de nuestra familia”.
Diana Aguilar, coordinadora del Grupo de Empresarios y Profesionales Católicos (Geproca), considera que tenemos que ser conscientes de nuestro llamado a amar, sin importar quien sea ese prójimo. “Tenemos que creer que vive en cada uno de nosotros, porque permaneciendo en Él podremos cumplir especialmente esa misión de amor que nos ha confiado, viviendo cada día como si fuera el último, creyendo convencida que por lo único que seremos juzgados, será por cuánto amamos”, dijo Aguilar. Bien dijo monseñor Solé sobre el amor, que “este es para siempre, porque ni la muerte lo puede destruir. El que ama vive para siempre. La vida, es para siempre, puesto que la muerte es vencida por la resurrección”.