Reflexión: Un año mejor

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Columnista Semanario Fides, Portavoz C.E.H y arquidiócesis de Tegucigalpa

El inicio de un nuevo año a todos nos produce un sentido de esperanza, pero también de incertidumbre. Estos últimos días del año con el aumento, una vez más, de casos de personas enfermas, algunos por el covid, otros por una “gripe que anda pegando”, nos recuerdan que hay demasiada fragilidad a causa del mal manejo de la crisis sanitaria y por nuestra irresponsabilidad.

No cabe duda que estamos aún lejos de superar la crisis provocada por la pandemia, pero el nuevo año, debemos comenzarlo con la firme convicción de que, si ya hemos logrado sobrevivir a dos años con pandemia, lo que debería de realmente estar aumentando es la capacidad de enfrentar las nuevas “olas”, por la experiencia que ella misma nos ha dejado. En reiteradas ocasiones, el Papa Francisco ha insistido en que esta situación mundial deberá sacar lo mejor de nosotros y no lo peor. Ésa debe ser nuestra aspiración.

El nuevo año, no puede ser un año para hacer más de lo mismo. Debe ser un año, en el que más allá de los propósitos personales, ojalá no egoístas, pretendamos superarnos cada día más en humanidad. Nuestra conciencia debe constantemente exigirnos, como debe exigirnos el amor a nuestra familia y a nuestra patria, que pongamos todo el empeño, en llevar adelante un proyecto de crecimiento personal, familiar y comunitario. Este nuevo año debemos dejar de lado las excusas, para que crezcan las propuestas y tengan firmeza nuestras decisiones.

Demás está decir que nada de esto será posible si no ponemos nuestra mirada en Dios y en nuestros hermanos. Para nosotros, en el país, sin duda que se acrecienta las esperanzas y ojalá que no lleguemos a la mitad del año con muchas incertidumbres, con muchas dudas o peor aún con muchos arrepentimientos. Hemos visto cómo, lamentablemente, continúan actitudes nefastas de parte de los aún miembros del Congreso Nacional saliente, porque alguno de ellos, parece que no aprendieron la lección que debió dejarles el resultado de las elecciones recién pasadas.

Espero que el nuevo Congreso que asumirá funciones este mes, busque la manera de reformar las leyes internas de ese mismo Poder del Estado para que se impida a toda costa, que un congreso que termina sus funciones siga derramando tanto daño al legislar en contra de los intereses de las mayorías y se dedica a autoprotegerse, a blindarse. En la vida, tanto privada como social, debemos estar siempre dispuestos a dejarnos instruir, educar y sobre todo, a corregir aquello que nos está alejando de una práctica ética y legal. Por es,o las declaraciones de alguno de los miembros del partido que está aún en el poder llegan demasiado tarde, no solo para ellos, sino sobre todo para el país. Espero que esas voces no fueron escuchadas en su momento porque si no hablaron y vienen hasta ahora, decirlo no es una excusa, sino un acto cobarde. Honduras debe cambiar porque debemos cambiar todos.

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