Cuando ya ha dado inicio, permítanme reírme, la campaña electoral, me parece más que necesario referirme a algunos puntos del mensaje al final de la Caminata del 16 de agosto. Y antes de profundizar en ello dejo una sola premisa:« el que las usa se las imagina». Ahora entremos en materia. Los señores de la Confraternidad Evangélica y de la Conferencia Episcopal nos dijeron claramente: “Hoy en muchas ciudades de nuestra patria y más allá de nuestras fronteras, hemos caminado juntos movidos por la fe en Jesucristo y por un sincero amor a Honduras”. Pues hasta ahí todo bien. Pero lo que siguieron escribiendo es lo que parece fundamental: “Esa ha sido siempre la recta intención de esta caminata”.
Recta intención. Esa es la clave de todo en la vida. Por eso les decía más arriba lo del refrán de “el que las usa se las imagina”, porque tanta crítica en contra de los que nos propusimos caminar por la paz, de aquellos que siempre actúan con una doble agenda, era porque nunca creen que exista gente que no tenga mala intención en lo que hace. Por eso, ¡estamos como estamos! No creceremos como sociedad si toda la vida, andamos condicionando nuestro actuar a conseguir alguna cosa, alguna prebenda o sin que nazca directamente de un buen deseo, de la búsqueda sincera de lo que es mejor para todos. Está claro, al menos a mí simple entender que, desde el momento en que vamos educando a nuestros niños a no realizar ninguna actividad de manera altruista, estamos condicionando un futuro de acciones interesadas, calculadas y egoístas. El “cuánto me van a dar”, “cuántos puntos nos van a dar”, es lo más nefasto que se le puede hacer a la conciencia de las nuevas generaciones. Bueno, de todas las generaciones.
Esto, no niega que por cada esfuerzo legítimo, laboral, debe haber una justa remuneración. El voluntariado tiene un inmenso valor, eso es innegable y lo es más, cuando se hace con un corazón que se mueve por convicción y no por presiones, veladas o no. La recta intención con la que se actuó el 16 de agosto y que entiendo que se quiere y se debe continuar, nos llevó a hacerlo sin presionar a nadie para que fuese. La cohesión, la manipulación y las amenazas no estuvieron presentes en ningún momento. No se obligó a nadie, no se le pagó a nadie y tampoco movilizamos gente allende los espacios geográficos naturales. Tenemos que actuar con recta intención, ¡siempre! Esa recta intención está, con mucho, lejos de las agendas de los personeros de los diferentes partidos políticos. Da vergüenza tanta incoherencia, tanta inmadurez. Por eso, reitero que la caminata más importante de este año, será el 30 de noviembre, cuando movamos nuestras voluntades para poder elegir nuevas actividades. Aunque les soy muy sincero. Mi preocupación no es el 30 de noviembre sino el 2 y de diciembre. Hablamos de esto la próxima semana.