Sin duda que este año ha sido sumamente atípico y ya el pasado, hemos tenido la experiencia de celebrar la Semana Santa de una manera completamente distinta a lo que estábamos acostumbrados. La Navidad debió haber sido similar en muchos aspectos, sin embargo, pareciese como que los hondureños le perdimos el miedo a la pandemia y nos atrevimos mucho más de la cuenta, saliendo de nuestros hogares y arriesgándonos en busca de un regalo para el “cuchumbo” familiar.
De la misma manera, las celebraciones de este año de la Fiesta de Nuestra Señora de Suyapa, tendrán que realizarse de una manera que dolorosamente nos afectará, porque todos estamos acostumbrados a acudir a visitarla por estos días. Sin embargo, como toda buena mamá, ella se preocupa muchísimo más por nuestra salud, que porque la vayamos a visitar.
Me parece que la campaña que ha iniciado Suyapa Medios es increíblemente apropiada, es la patrona de nuestro corazón y la patrona de nuestras familias. Es por eso, que las decisiones adoptadas por nuestras autoridades eclesiásticas y civiles, son las más apropiadas. Algunas personas se sentirán afectadas, sobre todo, aquellos que en estas fechas se acercaban a la Basílica para vender sus productos, pero esperamos que la comprensión y el bien mayor que estamos buscando, sea razón suficiente para que comprendan que estas decisiones no son para afectar a nadie sino, muy al contrario, para beneficiarnos a todos.
El gran problema que veo detrás de todo esto, es que mientras nosotros estamos intentando salvaguardar la vida de la mayor cantidad de personas, nuestros políticos como siempre están empeñados en juntar el mayor número de personas en sus benditas concentraciones. Esta inmensa incoherencia parece ser que es el resultado de ese corazón suyo obstinado en empeñarse en pensar únicamente en la búsqueda del poder.
Si tan solo cumplieran con lo que los eslóganes de sus campañas están indicando, se sabrían obligados a pensar en el bien de las mayorías, escuchar las necesidades y a darse cuenta que no es el momento para abusar con la salud de un pueblo al que sus corruptelas lo tienen en esta situación tan precaria. Por otra parte, la invitación de los señores obispos a potenciar la celebración de la Fiesta de la “Morenita” en nuestras parroquias, es una oportunidad grande para que todos comprendamos que, a Ella, no se le celebra solo en Suyapa y que todos debemos sentir que Nuestra Madre quiere este año visitarnos para “pasar revista de tropas” y ver si realmente nuestras familias son reflejo del Hogar de Nazaret.
Si realmente tenemos devoción a nuestra Madrecita del Cielo, lo que debemos hacer es preguntarnos si somos dignos hijos suyos, si nos vemos como hermanos, si somos solidarios y si procuramos la paz.
En palabras del Papa Francisco, deberíamos preguntarnos si somos capaces de cuidar los unos de los otros, con amor, respetando nuestras diferencias y potenciando lo que nos une.