Reflexión | Lecciones peruanas y argentinas

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Columnista Semanario Fides, Portavoz C.E.H y arquidiócesis de Tegucigalpa

Cuidado y se me confunden por el título, que a lo que quiero referirme no es al por qué la selección de fútbol del Perú no clasificó para el mundial y qué podemos aprender de la selección de Argentina que aún lo está jugando. A lo que me refiero es a las lecciones que debemos sacar de la situación que ha provocado la crisis política en Perú y darnos cuenta del proceder que ha llevado a este hermano país a tener cualquier cantidad de gobiernos en los últimos años. Sin duda, hay al igual que entre nosotros, una inmensa carencia de líderes que de manera legítima conduzcan los destinos de los pueblos.

El gran problema es pretender que llegar al poder, es un cheque en blanco, que me permite hacer cualquier cosa y que, el voto popular, que es el producto en muchos casos de una reacción frente a lo corrupto de alguno de los gobiernos previos, me garantiza que todo lo que yo haga estará avalado por ese mismo voto popular. La institucionalidad se ha resquebrajado grandemente, no solo en nuestro país sino en el mundo entero y de manera particular en América Latina. Aunque aparentemente ha sido la misma institucionalidad la que ha reaccionado frente a alguien como el presidente Pedro Castillo, lo cierto es que se avizora en el futuro cercano de este pueblo hermano, nuevas tormentas.

Todo producto de la división y de la incapacidad de las oposiciones y de los oficialismo de superar la visión del partido, cuando no la visión ideológica, para pensar con criterio no solamente ético sino y sobre todo, con criterio nacional. Por otra parte, hemos asistido esta semana a la condena por parte de un tribunal, independiente de la expresidenta de la República Argentina doña Cristina Fernández de Kirchner. No me corresponde, lógicamente, señalar si es o no sustentada esta condena. Lo malo, es que no queramos aprender de esto.

Nosotros como país, lamentable y dolorosamente, tenemos en nuestro haber que un expresidente de la República fue condenado por su malversación de los fondos de la FIFA y otro está sometido a juicio en el Distrito Sur de Nueva York. Una vez más, queda demostrado que la corrupción, no es un asunto de izquierdas o derechas, sino un asunto de ética. Por otra parte, defender lo indefendible, es un error. Cada uno de nosotros tiene derecho, como persona y como ser humano, a tener las amistades que considere correctas. Apoyarse en las personas que según su criterio son idóneas para ayudarle a ser mejor.

Lo que no es legítimo, es utilizar la propia investidura, para justificar actos reñidos con la ley efectuados por personas afines a nosotros. A mi parecer, la solidaridad que algunos presidentes en América Latina han manifestado a favor, o bien de Pedro Castillo o de Cristina de Kirchner, debe ser ejecutada a nivel personal y dejando de lado, la institucionalidad a la que se representa. “Dan darán, dicen las campanas”, decía mi abuela. Cuando suenan, ¡repican!

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