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Alguna vez, bueno, más de una vez, me he preguntado por cómo debería clasificar mi columna en nuestro semanario. ¿Es una columna de actualidad? ¿se trata de un espacio de formación en la fe? De hecho, cuando se me propuso escribir en el Fides, hace ya más de 17 años, la intención era que hablase de algunos elementos sobre la historia de la Iglesia y a la vez aclarase algunos conceptos que eran muy malinterpretados, de la misma.
Debo agradecer a los que han dirigido este órgano de comunicación de la Iglesia que peregrina en Honduras porque nunca me han puesto algún reparo a lo que escribo. Me han concedido absoluta libertad para que escriba lo que, en mi mejor o peor juicio, se me ocurra… o lo inspire el Espíritu Santo.
Ese es un grandísimo riesgo porque tiendo, al menos hasta el día de hoy, a no quedarme callado cuando de defender la Iglesia y su doctrina, se trata. Por eso es por lo que, siempre defenderé al Papa y a los señores obispos. No significa que ignore los errores que alguno de ellos haya llegado a cometer, pero por principio, siempre creo que la asistencia del Espíritu de Dios los acompaña y que, para todo, habrá un camino que nos acerque más al plan de Dios, a través de ellos.
Sin duda pues, estos días de la enfermedad del Santo Padre han puesto al descubierto las intenciones del corazón de algunos hermanos que autodenominándose católicos, en la práctica parece ser que no lo son. No viene al caso, juzgarles o ponerlos en evidencia. Si algo he aprendido en la vida, es que los Judas, se ahorcan solitos. Con todo, creo que también es menester decir una palabrita, porque al rato da ganas de decir una palabrota, respecto de la situación política de nuestro país. Esta columna, será publicada justo el domingo en el que debería de comenzar el mal llamado silencio electoral.
Quiera Dios que los señores y señoras políticos, ocupen este tiempo más que para callar la voz de la propaganda política, para meditar sinceramente, por sus acciones y la responsabilidad que tienen de velar por la paz ciudadana, Si bien es cierto, lo admito, muy poco he prestado atención a los discursos que se han vertido en estos días, porque las pocas veces que he desperdiciado mi tiempo en eso, con lo único que me he topado es con insultos, acusaciones y sobre todo diatribas: Pareciese como si ratos la inconciencia descomunal de lo que implica estar al frente, ser un líder, les queda demasiada ancha a la inmensa mayoría de los postulados. Así que les regalo una frase del Papa Francisco sobre el ejercicio de la política: “Es evidente para todos que los vicios de la vida política restan credibilidad a los sistemas en los que ella se ejercita, así como a la autoridad, a las decisiones y a las acciones de las personas que se dedican a ella”. Así que buen silencio electoral, para que haya buena verdad electoral.