Reflexión | Dignitas Infinita

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Columnista Semanario Fides, Portavoz C.E.H y arquidiócesis de Tegucigalpa

El día que litúrgicamente celebrábamos la solemnidad de la Anunciación del Señor, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe nos ha regalado un documento bello, fácil de comprender y totalmente apegado a la doctrina milenaria de la iglesia. Es un documento que, una vez más, subraya la importancia de la dignidad de la persona humana, que es calificada directamente como “infinita”. Como siempre, lo que era de esperarse, el documento tiene sus detractores, personas interesadas en encontrarle cinco patas al gato y no ver el conjunto. Eso no tiene nada que ver, con lo que se ha estilado reaccionar sobre todo de los grupos, llamémosle conservadores de la Iglesia, respecto al magisterio del Papa Francisco.

Recuerdo como, en indiferentes ocasiones durante el pontificado de San Juan Pablo II y de Benedicto XVI, siempre surgieron voces cuestionando algunas de las frases, algunos de los enunciados o bien las ideas que sostenían estos Romanos Pontífices respecto a cualquiera de los temas en particular a los que ellos se refirieron. Claro, lo que pasa con el Papa Francisco no es que no tiene precedentes. al contrario, sólo refleja una vez más como en la Iglesia siempre aparecerán grupos dedicados a estar: a favor de los que están en contra y en contra de los que están a favor.

 Por eso es que algunos, incluso han llegado a denominar este tipo de procedimientos como política al interior de la iglesia y aunque la analogía “saque roncha”, no por eso deja de tener algo de validez. Incluso, leyendo alguno de los artículos escritos por estos señores que se dicen católicos pero que irrespetan la figura del Santo padre, una vez más escuchaba de las “candidaturas” para futuros Papas, que siguen barajándose en sus cabezas, seguramente no en el corazón de Dios, que no juega en base a los intereses humanos sino de su voluntad de amar.

Precisamente por eso, considero que este es un documento bello porque parte, una vez más, de lo esencial porque la dignidad de la persona humana viene precisamente de su carácter de criatura y está sostenida por el amor infinito de un Dios que le ama con locura y por eso, su dignidad está asegurada por ese mismo amor que es infinito. Las reflexiones que podemos sacar a partir de lo que el documento mismo dice, es decir superando las interpretaciones sesgadas que a veces pueden surgir a partir de las particulares preferencias o interpretaciones que se pueden hacer de temas puntuales, para el caso el tema de la pena de muerte, me parece que queda cubierto con una respuesta bastante precisa las temáticas que nos interesan de la moral actual y sus retos. Hay que entender, ojalá lo sea de una vez por todas, que la iglesia no funciona por criterios populistas o para darle gusto a nadie, sino que apegada a la verdad sobre el ser humano y la verdad sobre sus relaciones.

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