La participación de una vida sacramental es clave para no temer la llegada de la muerte, pero en muchos casos, los católicos dejamos de frecuentar estos encuentros de gracia.
Reconocimiento
‘’Algunos por descuido, ignorancia o negligencia dejan de celébralos, lo importante es que, reconozcamos el valor de estos sacramentos para limpieza del cuerpo y del alma’’, afirma el Padre Alberto Enamorado, Asesor de la Pastoral Juvenil en la Arquidiócesis de Tegucigalpa, quien también expone que ‘’la gracia que es administrada por el sacerdote celebrante, es otorgada por el mismo Jesucristo que perdona y sana’’, la opinión del presbítero, gira en torno a alguien que reconoce lo fundamental de los sacramentos, pero ‘’ya que no todos pueden celebrarlo por diferentes circunstancias, no significa que estas almas estén condenadas, aquí aplica la misericordia del Señor, cuando leemos en el evangelio según san Lucas, en su capítulo 25, que seremos juzgados en el amor’’.
¿Qué pasa entonces?
El presbítero Enamorado, ante el pensamiento y preocupación de fallecer sin recibir los sacramentos, destaca que ‘se estila entre la teología católica sacramental que: “Dios tiene los medios posibles para que toda alma pueda salvarse” aun así, esta alma no se le hayan administrado los sacramentos de la Reconciliación y la Unción de los Enfermos’’. Con todo esto, el católico debe poner de su parte y en la medida que celebramos estos sacramentos a lo largo de nuestra vida, iremos descubriendo el camino de amor que Jesús nos ofrece para que, cada vez estemos mejor preparados para el día en que se nos llame a pasar al banquete de bodas, y participemos de la mesa del altar celestial’’, concluyó el Padre Alberto Enamorado.