La huella digital se compone de datos personales (algunos más críticos que otros), que todos juntos dan forma a un perfil permanente de nuestra vida en línea, fácil de rastrear o sensible a posibles filtraciones. ESET, compañía líder en detección proactiva de amenazas, analiza por qué es tan importante, mediante buenas prácticas, reducir y controlar el rastro que dejamos online para que los cibercriminales no puedan utilizarlo a su favor, en pos de sus ataques.
La huella digital puede componerse de datos públicos, datos que uno genera, y datos publicados por terceros. Repasemos cada uno:
· Datos públicos: domicilio al cual están asociados los diferentes tipos de servicios o facturas, resúmenes de tarjetas de crédito, resoluciones judiciales.
· Datos que uno genera: posteos y fotos en redes sociales, comentarios en foros, formularios que completas, contenidos personales como currículum que se cargan en plataformas como LinkedIn.
· Datos publicados por otros: fotos, posteos de nuestro entorno o espacios de pertenencia en redes sociales.
A su vez, estos datos pueden dar forma a dos tipos de huellas:
· Huella activa: incluye los datos que se comparten voluntariamente como publicar fotos, dejar comentarios o participar en foros.
· Huella pasiva: son los datos que se recopilan sin que el usuario sepa, como por ejemplo un sitio web que guarda cuántas veces ha sido visitado y de dónde es el usuario, o una publicidad que hace seguimiento de los “Me gusta” en las redes sociales.
“Una buena manera de comprobar el estado de nuestra huella digital es poner nuestro nombre en Google y visualizar los resultados. Allí hay un pantallazo de la cantidad de datos e información que estamos dejando en el suelo digital. Sobre todo porque la huella es seguida muy de cerca por los cibercriminales para llevar a cabo sus acciones maliciosas como delitos y fraudes, aprovechándose del robo y la suplantación de nuestra identidad”, comentó Camilo Gutiérrez Amaya, jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.
Para los cibercriminales es relativamente fácil reconstruir una imagen altamente fidedigna de los hábitos diarios de una persona, al recopilar la información disponible en línea. Con el agravante de que esto no solo pone en riesgo la privacidad digital, sino que también puede poner en peligro la seguridad física. De hecho, pequeños detalles del pasado pueden ser la punta del ovillo para que un actor malicioso pueda revelar contraseñas. La dark web también pone el foco en la huella digital: el mercado clandestino de los datos personales y sensibles es muy grande, mueve millones y hasta los menores de edad son víctimas.
Por otro lado, desde ESET destacan que el cibercrimen no es la única preocupación asociada a la huella digital: ésta también puede determinar la reputación digital de una persona. Son muchas las marcas empleadoras que verifican la huella digital de un potencial colaborador antes de tomar una decisión definitiva de contratación. La misma metodología es adoptada por colegios y universidades antes de aceptar a sus nuevos alumnos.
ESET comparte diversas buenas prácticas para reducir la huella digital o minimizarla lo más posible:
· Limitar el volumen de información que se publica y comparte en Internet, ya sea en las redes sociales o con empresas u organizaciones.
· No compartir números de teléfono, direcciones de correo electrónico y domicilio, detalles financieros u otra información personal a menos que sea estrictamente necesario.
· Buscarse en Internet y contactar directamente a los propietarios de los sitios correspondientes para solicitar la eliminación de la información que se desee. También, si es posible, comunicarse con los motores de búsqueda para hacer lo mismo.
· Utilizar una VPN para enmascarar la dirección IP de los equipos y lograr que las acciones en línea sean prácticamente imposibles de rastrear.
· Verificar regularmente cuáles aplicaciones se utilizan y cuáles no, para eliminar las que corresponden. También es necesario revisar los permisos de las apps que se decidan conservar.
· Considerar el rechazo de las cookies, como también deshabilitar el seguimiento de terceros yendo a la configuración de privacidad del navegador.
· Evitar que las aplicaciones rastreen la ubicación.
“Tener el control total de los datos depende del tipo de usuario que seas. Esto quiere decir que si la privacidad es una de tus preocupaciones y tu presencia online es limitada, seguramente puedas eliminar la mayor parte de tu huella digital. Ahora bien, si tus datos están en redes sociales y otras partes, será más difícil limpiar tu huella. De hecho, tus amigos seguramente han publicado fotos tuyas en sus redes y a esto se le pueden sumar los datos relacionados con la actividad en línea que los servicios que utilizas recopilan y venden a terceros, con tu propio consentimiento. Más allá de todo, es importante para tu privacidad que puedas limitar lo que las personas o las empresas pueden verificar sobre ti. Se trata solo de dar los pasos en la dirección correcta”, concluyó Gutiérrez Amaya de ESET Latinoamérica.