¿Quién puede recibir el bautismo?
Toda persona que no haya recibido el bautismo valido.
¿Aunque sea un adulto puede recibir el bautismo como un niño?
Para que pueda bautizarse a un adulto, se requiere que haya manifestado su deseo de recibir este sacramento, haya recibido una catequesis adecuada para conocer las verdades de la fe y las obligaciones cristianas y se le ha de exhortar además a que tenga dolor de sus pecados.
¿Por qué a los adultos se les ha de exhortar para que tenga dolor de sus pecados?
Porque el sacramento del bautismo es el sacramento por excelencia para borrar y perdonar los pecados, pero el adulto que ya tiene uso de razón debe ser consciente de sus pecados, arrepentirse de ellos y así recibir el bautismo siendo consciente que es lavado de cada una de sus manchas.
¿Qué pasa si un adulto no recuerda si fue bautizado cuando era niño?
Según el derecho canónico cuando hay duda sobre si alguien fue bautizado, o si el bautismo fue administrado válidamente, y la duda persiste después de una investigación cuidadosa, se le ha de bautizar bajo condición.
¿Los que no fueron bautizados una iglesia distinta a la católica deben volver a bautizarse?
Si el bautismo que recibieron fue en materia y forma, no hay necesidad de que sean bautizados, pero si hay duda de la validez del bautismo por la materia y forma, se debe hacer el bautismo bajo condición.
¿Dónde puede realizarse el bautismo?
El derecho canónico nos dice que fuera del caso de necesidad, el lugar propio para el bautismo es una iglesia u oratorio, no debe administrarse el bautismo en casas particulares.
¿Cuántas personas pueden ser padrinos de un bautizado?
Los padrinos de bautismo son recomendables mas no indispensables, en la medida de lo posible debe haber un solo padrino o una sola madrina, o uno y una. No tres o cuatro.
¿Qué se necesita para ser padrino?
Ser católico y tener los tres sacramentos de iniciación cristiana (Bautismo, Eucaristía y Confirmación), haber cumplido 16 años de edad, tener la capacidad para cumplir con la misión encomendada y sobre todo tener un testimonio congruente con la fe de la Iglesia.
