La percepción de vida que tienen algunas generaciones, está focalizada en conseguir primero el éxito profesional y, de ser posible, formar una familia. Sin embargo, esta última no es considerada como prioridad sino como una imposición de la sociedad. Muchos jóvenes, al ser interrogados sobre si en sus planes de vida está el casarse o tener hijos, señalan que prefieren tener una mascota, viajar o emprender en un negocio propio sobre cualquier situación que implique compromiso y responsabilidad absoluta.
Visión
“Se nos hace más énfasis en tener éxito en el trabajo y construir un patrimonio que en el valor de ser padre o madre de familia” menciona José Fernando Ramírez, coordinador de Pastoral Juvenil. Lo anterior es debido a la cultura del individualismo en la que se encuentra la sociedad que está orientada a no querer entregarse por completo a algo que implica una responsabilidad absoluta. La búsqueda de realización a corto plazo funciona como sustituto de cualquier opción radical de vida, pero a la larga, esto puede contribuir con la falta de sentido.
Autenticidad
La falta de identidad personal es también causante de esta tendencia. Muchos jóvenes son influenciados por los círculos en los que se desenvuelven y optan por seguir la misma línea de preferencias; existe mayor interés en el hacer o tener, que en el ser. El Padre Neri Paniagua, enfatiza en que “La razón por la que hemos sido creados es la de desarrollarnos como seres sociales” y además agrega que “como parte de nuestra vocación, estamos llamados a generar vida y compartirla con sentido profundo”.