La dedicación de este mes a la Virgen María, se originó la antigua Roma, porque se veneraba a la diosa Maia a quien se le asocia ahora con la Madre de Dios. Esta práctica – como muchas otras de este tiempo-, se cristianizó hasta eliminar por completo el rezo a una diosa pagana y convertirlo en una tradición para rezar a la Madre de Dios. A lo largo de la Edad Media y se popularizó por intervención de un sacerdote jesuita quien difundió una obra llamada “El mes de María” y, dicha obra, ganó tal relevancia que los papas Pío VII y Pío IX promovieron oficialmente esta devoción en la Iglesia católica, otorgando indulgencias a quienes la practicaban.
Devoción
El Padre Juan Ángel López, Párroco de la comunidad Sagrado Corazón de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, nos comparte que, durante este mes, son muchas las tradiciones de nuestros pueblos y de nuestras comunidades que guardan a lo largo de estos días gestos, oraciones, prácticas de piedad en honor a la Virgen, nuestra Madre. “Siempre he creído que esta devoción debe ser promovida, pero al mismo tiempo evangelizada”, afirma el sacerdote.
Asimismo, el Presbítero manifiesta que “algo con lo que muchos estarán de acuerdo es que, la mejor manera de manifestar nuestra devoción a la Madre del Señor y Madre nuestra pasa por un sano y permanente intento de imitarla en todo sentido. Para nuestra vida necesitamos de una madre que nos sostenga, consuele, custodie y sobre todo que enseñe a amarnos y la verdad es que más que devociones, fidelidad”. Más que rezos, abandono en las manos del que todo lo puede porque todo lo hace.
