Al leer los relatos de la Resurrección de Jesucristo, como por ejemplo, la que encontramos en el santo Evangelio según San Lucas 24, 13-35, nos habla de los discípulos de Emaús, donde Jesús se colocó entre ellos, como el forastero que no sabe lo que ha sucedido en Jerusalén. Estos hombres no querían aceptar los acontecimientos, pero el Señor, al hablar con ellos, ayuda a que lo reconozcan en la fracción del pan.
Para el Padre Juan Antonio Hernández, formador del Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa (SMNSS), así se presenta Jesús, “Como el forastero humilde y por eso nos cuesta en ocasiones reconocer que ha resucitado, porque vivimos en mundo cotidiano que creemos que todo es pasajero”. El Presbítero agrega que “admitir que ha Resucitado y olvidar que es algo fugaz, es aspirar a romper esas realidades cotidianas de una sociedad herida que no cree que él salvador regresó y resucitó”.
Realidad
El Presbítero, Juan Carlos Martínez, Párroco de la Catedral Metropolitana San Miguel Arcángel, es del criterio que “En la actualidad cuesta mucho anunciar la buena nueva de la Resurrección, porque vivimos en un mundo que está acostumbrado a la mentira, pero tenemos que informar esa justicia, esa paz, ese perdón, ese amor, que solo el resucitado nos trae”.
Para Wilfredo Cerrato, miembro de la comunidad Cristo de las Mercedes de Santa Lucia, por el mundo que vivimos, “Cuesta más notificar ese acontecimiento, en parte por tanta tecnología que nos ha rodeado con cosas negativas y en ocasiones nos hace dudar de nuestra propia fe, pero como hijos de Dios, hay que proclamar ese amor de ese ser que murió y resucitó por nosotros y la mejor forma de anunciar esta Pascua de Resurrección es con nuestras acciones”. Cerrato también afirma que “el seguir adelante a pesar de las adversidades y siempre luchar por dar una palabra de aliento al prójimo y sin importar el qué dirán, decir ¡verdaderamente ha Resucitado!