Pensamientos de un Seminarista | Mi historia de salvación

Por Manuel Reyes, seminarista

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Dios me levanta de muchas situaciones que como simple ser humano creo que no saldría de ellas; mi historia de salvación es un arrullo de estrellas en medio de la oscuridad, es una antorcha en la penumbra de los días en que las crisis aparecen en el camino vocacional.

La fe juega un papel muy importante en mí historia, ya que el consuelo del amor de Dios me hace partícipe a resistir las batallas del mal, un mal que inclusive podríamos estar viviendo sin darnos cuenta, pocos afortunados resistirnos en la oración.

Para mí, la oración es fundamental, es necesaria para que el Cordero Divino sostenga nuestro espíritu. La oración ha sostenido mi camino vocacional, me ha hecho acrecentar el amor a los sacramentos y a las almas que también buscan una historia de salvación; sin descuidar mi corazón de las tentaciones que diariamente tengo, por eso no me cansaré de orar con el corazón por mi vocación.

Y es que poco a poco me he adentrado en la Gloria de la Divinidad y en el descanso de su misericordia, es decir conservando su amor, quiero morir en la vocación,  y no cualquier vocación, sino en una que vaya adherida la santidad, con eso me basta.

Aun con las situaciones difíciles que he vivido en mi familia, los desalientos, las caídas, la partida algunos familiares, etc. Algo tengo muy claro; he encontrado mi historia de salvación, donde soy feliz y donde comprendo que Dios es benévolo.

Siempre me digo que: de la noche a la mañana no te sentirás el hombre más fuerte del mundo, pero sí el más necesitado. Y es que somos frágiles, nuestra humanidad muchas veces nos impide ver la necesidad de cultivar el espíritu para no dejar vacía nuestra alma.

Las crisis no son el sentido de mi vida, ni piedras de tropiezo que me hagan olvidar que Dios me acompaña; continuamente creo con firmeza que Dios llamó a los que él quiso y yo he aceptado ese llamado de vivir santamente mi historia vocacional.

Recuerdo con facilidad un pensamiento: “aunque estés asustado, saca lo mejor de ti, el miedo no es divertido, pero el ser valiente, es magnífico”.  Dios, cada día saca la mejor versión de mí, y me ayuda a borrar todo aquello que me detiene a seguirle.

“Oh Jesús yo te amo… quiero ser todo tuyo… ¿No ves que ardo por ti?” (Padre Pio)

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