“Tratar de amor con quien sabemos que nos ama” decía Santa Teresa de Jesús al referirse a la oración. Este mismo sentido, nos puede ayudar a comprender que el amor a Jesús es la principal motivación para vivir con intensidad los misterios de la pasión, muerte y resurrección del Señor en esta Semana Santa.
Ausencia
Aunque son el misterio central de la fe, no son de precepto. Cristo desde el dolor, la entrega y la cruz, se ofrece con tal generosidad, no pide, no exige nada, simplemente se da. Ante esto, surge la pregunta, ¿Qué sucede si faltó a alguna de las celebraciones en estos días? ¿Cometo pecado? ¿Ya no amo al Señor? El padre Emigdio Duarte, secretario de la Conferencia Episcopal de Honduras, nos recuerda que “La Iglesia que es una madre, nos invita y nos ofrece estas grandes oportunidades para que participemos y así acrecentemos nuestra vida de comunión con la comunidad eclesial y nuestra madurez cristiana, fortaleciendo nuestro crecimiento en la fe y nuestra respuesta a Dios nuestro Señor”. Según el presbítero Duarte, la ausencia por causas justificadas, no incurre en un pecado.
Mandato
Es importante señalar lo que nos recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 2180 que indica que “El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen la obligación de participar en la Misa”.
