La Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, ha estado llena de la acción del Espíritu Santo, a través de la participación de los asambleítas, quienes ya sea de forma virtual o presencial brindan sus aportes que son valiosos para la consolidación de este Encuentro. Cabe destacar que esta Asamblea sigue los compromisos adquiridos en Aparecida y bajo este lineamiento se ha llevado a cabo exitosamente.
Uno de los moderadores para uno de los panel fue el Padre David Jasso, quien expuso que a los asambleístas se les han hecho preguntas sobre los desafíos pastorales y cómo se puede impulsar su discipulado misionero, partiendo de esta premisa se comenzó cada una de las disertaciones.
Una de las participantes es la joven Lisandra Chávez, quien es de Costa Rica y dijo “No se vale criticar y quejarse, se vale proponer, ser parte de la solución, los laicos especialmente las mujeres tenemos que involucrarnos más allá de lo usual, porque Jesús levantó a las mujeres cuando no valían nada y las hizo sus discípulas”.
Al igual como lo han hecho muchos, de forma virtual el diácono Luciano Santana, desde Brasil hizo su participación basada en ser una Iglesia en salida: “El Papa nos recuerda que precisamos estar en una Iglesia en salida misionera, servidora, próxima, que viva a no olvidar el Evangelio”.
De igual manera, la Hermana Reina Zelaya de El Salvador, también de forma virtual les habló de lo que espera a futuro como fruto de esta Asamblea: “Sueño con una Iglesia en salida con un espíritu abierto a la sinodalidad con una apertura de escucha a la voz de la mujer, que nuestro sentir sea tomado en cuenta desde las Conferencias Episcopales, que la Iglesia sepa valorar las virtudes que poseemos como mujeres, la ternura, la intuición la paciencia, la sabiduría todo el potencial que tenemos que con ello podemos dar un valioso aporte a nuestra Iglesia”.
Asimismo dijo que: “Deseo que juntos y juntas descubramos cual es la voluntad de Dios para nuestro pueblo, es doloroso cuando sentimos que la vida consagrada no siempre es valorada la misión que realizamos con la riqueza y variedad de nuestros carismas como consagrada y que no somos partícipes de las decisiones que se toman dentro de nuestra Madre Iglesia”.
Esta jornada estuvo cargada de aportes muy valiosos en los que cada uno de los participantes dejaron en claro lo que desde su condición aportan a la Iglesia, y además de los desafíos que se tienen en la actualidad y esperan con la iluminación del Espíritu Santo llegar a superar.