Papa Francisco en el Ángelus: “Jesús nos infunde confianza, el bien crece en silencio”

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Asomado desde el balcón desde el Palacio Apostólico frente a la plaza de San Pedro, el Papa Francisco invitó en el tradicional rezo del Ángelus a los fieles a cultivar la confianza de estar en las manos de Dios y, al mismo tiempo, a esforzarnos todos por reconstruir y recomenzar, con paciencia y constancia, para así salir bien de la pandemia.

Buscar y hallar a Dios en todas las cosas

El Santo Padre señaló que, el Evangelio de este domingo 13 de junio, en el que retomamos el tiempo litúrgico “Ordinario”, nos presenta dos parábolas que se inspiran precisamente en la vida ordinaria, y revelan la mirada atenta y profunda de Jesús, que observa la realidad y, mediante pequeñas imágenes cotidianas, abre ventanas hacia el misterio de Dios y la historia humana.

 “Así, nos enseña que incluso las cosas de cada día, precisó el Pontífice, esas que a veces parecen todas iguales y que llevamos adelante con distracción o cansancio, están habitadas por la presencia escondida de Dios”. Por tanto, necesitamos ojos atentos para saber “buscar y hallar a Dios en todas las cosas”, como le gustaba decir a San Ignacio de Loyola.

Dios actúa siempre en el terreno de nuestra vida

Con esta parábola, ratificó el Pontífice, Jesús quiere infundirnos confianza. De hecho, en muchas situaciones de la vida puede suceder que nos desanimemos al ver la debilidad del bien respecto a la fuerza aparente del mal. “Y podemos dejar que el desánimo nos paralice cuando constatamos que nos hemos esforzado, pero no hemos obtenido resultados y parece que las cosas nunca cambian”.

El Evangelio, señaló el Papa, nos pide una mirada nueva sobre nosotros mismos y sobre la realidad; pide que tengamos ojos grandes que saben ver más allá, especialmente más allá de las apariencias, para descubrir la presencia de Dios que, como amor humilde, está siempre operando en el terreno de nuestra vida y en el de la historia.

Con Dios siempre hay esperanza de nuevos brotes

Finalmente, el Papa Francisco explicó la segunda parábola que nos presenta el Evangelio de hoy y dijo que, también en la Iglesia puede arraigar la cizaña del desánimo, sobre todo cuando asistimos a la crisis de la fe y al fracaso de varios proyectos e iniciativas. Pero no olvidemos nunca, afirmó el Papa, que los resultados de la siembra no dependen de nuestras capacidades: dependen de la acción de Dios. A nosotros nos toca sembrar con amor, esfuerzo, paciencia. Pero la fuerza de la semilla es divina. Con Dios siempre hay esperanza de nuevos brotes, incluso en los terrenos más áridos.

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