Palabra de vida | “Vino un hombre, enviado por Dios…”

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El Evangelio de este domingo termina diciendo en el v. 28, que Juan el Bautista desarrolla su ministerio en “Betania, en la otra orilla del Jordán”. Esto parece simplemente una alusión topográfica, pero no es así. El significado del mismo nombre del lugar, Betania, es “casa del testimonio”. Por lo tanto, esa frase dicha al final del texto refiere a un valor de alto sentido simbólico.

El camino del Adviento invita a que cada familia, cada comunidad parroquial, vuelta a los caminos del Señor, sea una “casa del testimonio”. Todo parece tener sentido ya que antes de este final, han enviado a “una comisión” desde Jerusalén para preguntar sobre quien es Juan. Para el evangelista Juan, el Bautista no es un predicador, ni mucho menos un asceta, es por excelencia un testigo. Y el sentido de su testimonio, es que él no es el Mesías, pero con su comportamiento puede remitir a Él.

Cada uno de nosotros a través de la conversión operada ya desde el domingo pasado, puede ahora por su conducta ser un “signo” útil, e incluso necesario que remita a Jesús. Cada uno puede y debe ser “signo” de Jesús para el otro, manteniendo la capacidad de desaparecer; exactamente como el Bautista. Y decimos signo, porque por ser signo no es algo definitivo. Difícil el mensaje de este domingo ¿No es así? En esta nuestra realidad el estar llamados a ser testigos de una realidad superior, espiritual y santa, requiere una auténtica conversión, no hay para dónde.

El ser testigo inicia con el ser buenos oyentes. De Juan el Bautista hay que escuchar, que Jesús ya está presente, aunque muchos no lo conocen, evidenciando que ese que no conocen es “la Verdad” que todos buscamos. Tema típico de la literatura del Antiguo Testamento que señala lo escondido que está la sabiduría, y cómo debemos buscarla sin cansancio hasta encontrarla. El camino del Adviento advierte que Jesús Sabiduría de Dios ha salido a nuestro encuentro, dichosos los sabios que han dado con Él. En este domingo de la alegría porque el Señor está cerca, la Iglesia, es decir, todos nosotros debemos fruto de nuestro testimonio sobre Jesús, “Estar siempre alegres”. Cumplamos la invitación que San Pablo hoy nos hace.

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