Palabra de vida |“Sin que él sepa como…”

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En este domingo, vemos como la pedagogía de Jesús parte de la simplicidad de las cosas para hacernos comprender el dinamismo del Reino de Dios que Él anuncia. Se comprender mejor todo, si examinamos de cerca el término griego utilizado por el evangelista Marcos. Se trata de la expresión automàtê (automáticamente, espontáneamente), con él nos queda claro que, para el caso del Reino de los cielos es Dios quien en primera persona realiza el movimiento interno, porque ya está dentro de la misma semilla, es decir, el Evangelio, semilla divina, que la providencia divina hacer crecer entre nosotros.

Este Reino entonces es don gratuito de Dios, nos toca solo como veremos en la parábola colaborar ante ese gratuito regalo. Así pues, hoy estas parábolas “vegetales” tienen en el centro una doble representación que podríamos llamar de “contraste” y de “crecimiento”. De contraste porque pasa por el pensamiento de Jesús, el comparar lo silencioso e invisible de la realidad del Reino de los cielos, con la diminuta e microscópica semilla de mostaza y la pequeña semilla de trigo. Y de crecimiento, porque el triunfo de la siembra se dará sin tropiezo alguno: la espiga llena de grano ondeará hermosa hacia el sol y el árbol que ha nacido de la pequeña semilla de mostaza será tan alto como de tres metros.

La finalidad fundamental de la narración es, efectivamente, la de demostrar que entre el inicio diminuto y el desenlace final, no existe un vacío sino una continuidad cargada de fuerza y vida. De la semilla de mostaza al árbol que termina, de la semilla de trigo a su espiga cargada de grano, todo es eficacia. Así el campesino puede dormir como narra Jesús- porque la semilla en si misma posee la vida y por si sola prosigue el camino de formación y generación. En conclusión, a pesar de las dificultades y de los efímeros triunfos del mal, la meta última de la historia está en aquél árbol de la cruz, en cuyas ramas nos ampararemos todas las criaturas de Dios. Que esta certeza de fe, dada por el propio Jesús anime tu vida y tu misión, por si en el caso de hoy sentías que todo es era en vano y efímero ¡Jesús te dice que no!

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