Palabra de Vida| “¿Qué buscan?”

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El Evangelio de este domingo con que la liturgia nos engalana, está hecho de  encuentros e interrogantes. Juan encuentra a Jesús, los primeros discípulos también se encuentran con Él. Juan fija la mirada en Jesús, éste a su vez fija su mirada en ellos. Entre ellos se hacen
preguntas. Con todo, los encuentros no son casuales, parece ser esa la hora en que Dios quiere irrumpir con la persona de su Hijo, en la historia de todos y en la historia personal de estos hombres. La iniciativa es siempre suya.

En la primera lectura, se narra la llamada
al Joven Samuel (1Sm 3,3-10.19), todos los personajes parecen estar en actitud de búsqueda de su propia misión que se va desarrollando de manera progresiva. Pero tarde o temprano se llega al descubrimiento decisivo. El “buscar” tiene un “encontrar” (“¿A quién buscan?… ¡Hemos encontrado al Mesías!”).

El “seguir” tiene un “permanecer” (“se detuvieron”), un termino muy apetecido por Juan que lo usa para indicar una comunión viva e intensa con Cristo. De un simple rabí, título hebreo honorable, para los maestros (literalmente “mi grande”, por tanto “mi Señor”), Jesús se convierte para esos hombres en el “Mesías-Cristo”.

Y, también en esta escena nace un nuevo hombre con un nombre nuevo: en aquella noche famosa de la lucha cerca del río, Jacob había visto su nombre cambiado por “Israel”; ahora, el Simón de Juan se vuelve “Cefas-Pedro”, signo deun destino inesperado y grandioso. El encuentro con Dios trastorna las resistencias e involucra la vida en un empeño alegre y total.

Pues bien, todos nosotros en este domingo, debemos redescubrir la frescura de nuestra vocación personal religiosa y humana. Para Dios en materia de llamado, siempre es primavera.

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