Palabra de vida | “Las mujeres fueron al sepulcro…”

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Acompañemos queridos lectores la alegría por la resurrección con el maravilloso texto de Lucas que nos narra esos primeros momentos del acontecimiento obrado por la mano del Señor. El primer verbo que aparece dos veces y que está a la raíz de su sorpresa es “encontrar”. El Cristo ahora resucitado no puede ser encontrado como una cosa, así como ellas “Encontraron la piedra retirada…, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús”.

Desde un plano de experiencia espiritual lo podrán encontrar, creyendo en ese anuncio que Él mismo les había dicho que al tercer día resucitaría de entre los muertos. Lucas enfatiza la perplejidad de las mujeres con el vocablo aporein, que indica la sorpresa desmedida ante lo que aparece imposible o contradictorio. Pero toda esta perplejidad suscitada por la piedra removida y el cuerpo del Señor ausente de donde le habían puesto, se disipa con el anuncio divino: “No está aquí ¡ha resucitado!”.

El ángel introduce un nuevo verbo que las mujeres podrán poner de inmediato en práctica: “Recuerden lo que les dijo…. y ellas recordaron sus palabras”. Para la Biblia “recordar” es involucrar el pasado con el presente, es decir, ver en el pasado una promesa que ahora se hace realidad. Y a partir de allí deberán “anunciar” que esas palabras dadas por el Jesús que estaba vivo cuando las dijo, ahora tiene cumplimiento en su propia persona, por lo que nace en ellas de manera inmediata el ser “testigos”.

¡Sí, testigos de su resurrección! Cristo no puede vivir solo en la memoria de un recuerdo bonito pero intrascendente, como quien recuerda a un personaje de la historia, a Él hay que recordarlo como ese a quien el libro del Apocalipsis llama de “viviente”, como esa zarza ardiente del éxodo que ardía, pero no se consumía. Y, ahora si, todo su pasado histórico recobra vida por su Pascua, sobre todo sus palabras de la última Cena: “Hagan esto en memoria mía”.

Sí, Cristo se nos hace verdadero alimento para la eternidad por su cuerpo y sangre, que hacen de su ser glorificado presencia real de un Dios con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Por eso toda la liturgia dominical está siempre en el presente, no en el pasado: “Esto es mi cuerpo… Felices Pascuas de Resurrección queridos hermanos y hermanas, sigamos con la Lectio Divina, haciendo presente en nuestras vidas y comunidades la experiencia gozosa de sentir entre nosotros al que, dejando los lazos de la muerte, vive para siempre ¡Aleluya! En verdad ¡Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo!

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