Palabra de vida |“La suegra de Pedro estaba en cama con fiebre”

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En este domingo Marcos tras una bonita descripción topográfica, nos sigue presentando en forma de un dibujo el vivir, el obrar y el orar de Jesús. Hoy se encuentra siempre en Cafarnaún en la zona de la Galilea, en su modesta sinagoga. Y, dentro de este marco Jesús se presenta ante un episodio cotidiano y ordinario, el misterio siempre extraordinario e inexplicable del sufrimiento humano. Se trata hoy de la suegra de Pedro, obligada a guardar cama por la fiebre, ese “fuego que bebe la energía de las personas” como usaban definirla los rabinos del tiempo de Jesús. Él sin pronunciar palabra alguna se inclina sobre su lecho de enferma, la toma de la mano y la levanta.

Sobre el acontecimiento de esta curación, al caer la tarde muchedumbre de pacientes le esperan para que les cure. En efecto, parece ser la intención de Marcos poner en este primer capítulo de su obra, el objetivo para el cuál Cristo está presente: curar a todos y superar los confines estrechos de esa región palestina y de ese modesto centro de Galilea. Él nos presenta precisamente la llegada del Dios-Hombre dentro de nuestras fronteras de criaturas limitadas y lo hace con la conocida por los estudiosos: La “Jornada de Cafarnaún”, ya que todo esto se realiza en una jornada, en esa ciudad que se asoma sobre la costa septentrional del lago de Tiberíades y que fue el punto de referencia fundamental de la primera fase de la predicación y del ministerio público de Jesús.

En la síntesis de esta “Jornada” Cristo se aparece con toda la grandeza de su misterio, cuyos signos no son comprensibles a los espectadores pero cuya eficacia salvadora se puede ver y experimentar, vemos que la suegra de Pedro, curada se puso a servirles por ejemplo. Ante la realidad del sufrimiento por la enfermedad, tema que toca todas las lecturas de este domingo, aparece una fuerte invitación a saber confiar en Dios que dejarnos vencer por el veneno sutil de la desesperación. Además, un nuevo tema se nos abre en la obra de Marcos, en toda la narración, el llamado “secreto mesiánico” que se va revelando solamente a la luz de la proximidad de la Pascua: “No permitía a los demonios que hablaran porque los conocían”. Les invito a seguir a Jesús a través de este evangelio que es el más antiguo de los cuatro.

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