Palabra de vida |“La más pequeña de todas las semillas…”

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Amigos todos, seguimos escuchando el capítulo 13 de san Mateo, llamado “el Discurso en Parábolas”. Es una lista en hilera de pequeñas parábolas tomadas de la vida cotidiana que invita al lector a descubrir ese mensaje oculto bajo los signos de la naturaleza del ambiente cultural del tiempo de Jesús en esa Palestina del siglo I, queriendo suscitar una mejor respuesta al seguimiento del mismo Maestro.

Hoy un conjunto de tres pequeñas enseñanzas sobre el “Reino de los cielos”, que es el tema central en la predicación de Jesús, se detiene a considerar como ese Reino, es el proyecto de Dios en la historia, un proyecto que no está separado de la persona misma de Jesús que como Hijo de Dios, ha venido a instaurarlo, ni de la persona de cada ser humano, que debe aceptar ser parte de este proyecto y luchar por instaurarlo junto a Jesús. A ese propósito convergen las tres pequeñas parábolas de hoy: la principal la de la cizaña y las dos paralelas, de la semilla de mostaza y de la levadura. El sentido fuerte lo da esa pequeña semilla de mostaza que siendo microscópica la entrar en la tierra se convierte en un gran árbol. Igual sentido nos ofrece el hecho de cómo un poco de granos de levadura, puesto en la masa de harina la hace crecer y aumentar.

Así es ese Reino, ya inaugurado entre nosotros, aparece insignificante, pequeño, ínfimo pero tiene en sí mismo la fuerza para abarcar todo el orbe y a todos los hombres. Los opositores al mismo están figurados en la cizaña, nombre tomado del griego “zizania”, del latín “ebriacum”, y en español “cizaña”, en la primavera esta plantita se confunde con el trigo, absorbiendo el alimento del terreno haciéndolo marchitar. Habrá que esperar el corte para distinguir trigo y cizaña, recoger uno y quemar el otro, conservar el grano de trigo en la bodega y botar el que no lo es. Esta es la realidad que encuentra y enfrenta el Reino de los cielos, el bien y el mal, mezclados a veces en esta historia y en nuestras conciencias. La gran enseñanza hace ver como Dios no participa de nuestras prisas, de quienes no respetan ni quieren los tiempos de la misericordia de Dios y de quienes no creen en la conversión del pecador. Hay que saber que el día del corte y de la recolección del fruto, imagen bíblica por excelencia que presenta a un Dios que sabe el día y la hora en que juzgará separando el trigo de la cizaña, las ovejas de los cabros, el bien y el mal, para instaurar el Reino definitivo.

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