Oh Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, te imploro con todo mi corazón que tomes a mis hijos bajo tu amparo. Tú, que eres modelo de ternura y fortaleza, protégelos de todo mal, guíalos en cada paso que den y enséñales a amar a tu Hijo con todo su ser. Que tu corazón inmaculado sea su refugio en los momentos de dificultad y su guía en los días de alegría.
Y a ti, glorioso San José, esposo fiel y padre amoroso, te encomiendo también la vida de mis hijos. Tú, que fuiste custodio del Niño Jesús, vela por ellos con el mismo cuidado y dedicación. Otórgales la gracia de vivir con humildad y sabiduría, y de enfrentar los retos de la vida con la confianza puesta en Dios. Que tus virtudes de paciencia y justicia los acompañen siempre, y que su fe crezca firme y constante, iluminada por tu ejemplo.
Queridos María y San José, intercedan ante Dios para que mis hijos sean bendecidos con la salud del cuerpo y del alma, con el don del discernimiento para tomar buenas decisiones, y con corazones llenos de amor, paz y compasión. Que, bajo su protección, puedan caminar siempre en la luz del Señor y llegar un día a gozar de la vida eterna. Amén.