Dios mío, te has llevado a una persona que mucho amaba en este mundo.
Pero tú lo has querido así; cúmplase en todo Tu santísima voluntad.
El gran consuelo que me queda es la esperanza
de que Tú lo/la has recibido en el seno de Tu misericordia
y que Te dignarás algún día a unirme con él/ella.
Si la entera reparación de sus pecados, lo/la detienen aún en las penas del purgatorio
te ofrezco por él/ella todas mis oraciones y buenas obras,
principalmente mi resignación ante esta pérdida.
Haz, Señor, que esta resignación sea entera y digna de Ti
Concédele, Señor, el descanso eterno y que le ilumine Tu perpetua luz.
Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.
Amén.