Oh Virgen de Guadalupe, Madre amorosa y protectora, acudo a ti con humildad y devoción en mi corazón. Tú, que has sido testigo de nuestras alegrías y tristezas, escucha hoy mi súplica con ternura maternal.
Madre celestial, te imploro que guíes mis pasos y bendigas mi vida con tu luz divina. Con la certeza de que tu intercesión es poderosa, te confío mi más profundo anhelo [mencionar la gracia especial que se está buscando].
Virgen Santa, sé testigo de mi fe y esperanza, y permíteme sentir tu presencia cercana en cada paso que dé. Confío en tu bondad y en tu amor infinito, sabiendo que ninguna súplica se pierde ante ti.
Con manos unidas y corazón abierto, te pido, oh Virgen de Guadalupe, que intercedas ante tu Hijo por esta gracia especial que tanto anhelo. Confiando en tu poder y amor, sé que mi petición será escuchada.
Amén.