El Cardenal Óscar Andrés Rodríguez, en la Eucaristía de este III Domingo de Cuaresma ha sido enfático al señalar que, “No sigamos buscando agua en las cisternas agrietadas del poder, del placer sin reglas morales, del tener y acumular”. Este mensaje, en relación al pasaje del Evangelio, conocido como “La Samaritana”, el actual administrador apostólico de la Arquidiócesis de Tegucigalpa indicó que, “Tenemos sed de “algo más” que de agua. Sed de verdad, de seguridad, de amor, de sentido de la vida. Todos llevamos un gran deseo en nuestro corazón y buscamos siempre la manera de satisfacer nuestro deseo. En el fondo lo que tenemos es sed de Infinito, de vida eterna”.
El Cardenal Rodríguez invitó a que nuestra oración de hoy, podría ser: “Señor, dame de esa agua… Tú, Cristo Resucitado, eres el Agua que nos hace vivir. Danos de esa Agua para que se transforme en nosotros en surtidor de agua viva”.
Al profundizar en su mensaje, destacó’ “a mí siempre me impresiona, cuando tengo la dicha de celebrar la santa Eucaristía en uno de los templos de las hermanas misioneras de la Caridad de Madre Teresa. Tienen en la pared de la sacristía, la frase de Jesús en la cruz, tengo sed”. Hoy el Señor Jesús le dice a la samaritana, tengo sed. No era por el agua del pozo, el Señor Jesús tenía sed de esa alma que andaba pérdida, andaba buscando donde no iba a encontrar y el Señor la encontró y le ofreció el agua de la gracia y ya ella no sintió más sed de buscar en cisternas agrietadas, sino que encontró el agua de la vida eterna. “De qué tenemos sed queridas hermanas y hermanos, mire que es lo que nos dice la comunicación en estos días, cuiden el agua, vamos a tener largas sequías con el fenómeno del Niño y todo mundo anda buscando al menos un recipiente, que triste que, en las partes más pobres de nuestra ciudad, la gente tenga que comprar el agua de esas cisternas que suben allá para venderles un poquito de agua, y espiritualmente, hemos encontrado el agua que surge hasta la vida eterna”.
Hay un vicio horrible que se llama la codicia, que es una sed insaciable de acumular y tener cosas y peor todavía, de tener dinero. Cuantos ustedes como yo, conocemos gente que acumula y que acumula y después tiene que dejarlo todo el día que el Señor los llama. De qué tenemos sed, buscamos verdaderamente el agua de la vida eterna.
“Donde está tu tesoro, allí está tu corazón nos dice Jesús, por eso, en este tercer domingo de Cuaresma, le decimos al Señor: Señor sabemos que tienes Tú sed que nos acerquemos a ti, de que podamos beber esa agua que salta hasta la vida eterna, bendice a nuestra Honduras, que no sigamos buscando posos que están agotados, que entendamos que el tener es para compartir, que el poder es para servir y que, así también, podamos darle de beber a Jesús lo mejor que tenemos, haz que tengamos sed de tu voluntad y ayúdanos para que tu santa voluntad sea nuestro alimento” concluyó.