La Santa Eucaristía hoy 3 de Noviembre desde la Basílica Nuestra Señora de Suyapa fue oficiada por el padre Rodolfo Varela en su homilía se refirió a la celebración de San Martín de Porres, san Juan XXIII lo recuerda como San Martín de la caridad.
San Martín hace suyo este himno cristológico que “escuchamos en la primera lectura hermanos tengan los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, el cual siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición divina, sino que al contrario se anonadó así mismo tomando la condición de ciervo”.
El sacerdote expresó que San Martín entendió muy bien este pasaje de las escrituras, San Martín de Porres que nosotros lo conocemos como “Fray escoba” antes de entrar a la Orden de los Dominicos, había aprendido el oficio de peluquero, de dentista y de médico, desde los doce años comienza a aprender estos oficios y ya cuando era adulto es reconocido como cirujano y así entra a la Orden de los Dominicos y por ser mestizo se le designa el trabajo en el convento de la limpieza.
Además sostuvo “un cirujano un dentista, un peluquero tenía tres oficios y no se aferró a sus oficios y le dijeron vas a barrer, el se puso a barrer y desde ese oficio de barrer se santificó y nos santifica a nosotros, él no se aferró a la condición de profesional, él se anonadó a sí mismo como Cristo, Cristo no se aferró a su condición de Dios”.
Dios Cristo cuando nace ¿Nace en cuna de oro? No nace en cuna de oro, nace en un pesebre ni siquiera en una casa, nace en un pesebre donde nacen los animales, ¿Cristo muere en tumba propia? No tenía ni donde morir Cristo, le tienen que prestar una tumba no tiene propiedad.
San Martín de Porres siendo todo un profesional acepta la condición de ciervo, Cristo siendo Dios acepta la condición de siervo, estos son ejemplos para nosotros, de que no nos tenemos que aferrar a nuestros títulos, a nuestros cargos, a nuestra experiencia, para hacernos servidores de los demás, los títulos no cuentan a la hora de servir, lo que cuenta es tener los sentimientos de Cristo, el deseo de servir a los demás.
“No hay título que valga a la hora de servir”, añadió que todos podemos servir, todos estamos llamados a servir, este es un ejemplo de vida para nosotros, de lo más alto podemos servir a todos sin excepción, no aspirar a cargos importantes dentro de la Iglesia, no aspirar a cargos de reconocimientos, sino servir de lo más sencillo y de lo más sencillo santificarnos.
Cristo desde lo más sencillo nos santificó, Cristo se pone a lavarles los pies a sus discípulos cosa que hacían los esclavos extranjeros, ni siquiera eran los esclavos propios de Israel y Cristo se pone a hacer eso, San Martín comprende bien lo que hacía Cristo.
Cristo vino a servir no a lucirse, puntualizó, San Martín aprendió a servir no a lucirse, ojala que nosotros podamos aprender de ellos, y no todo lo contrario, muchas veces podemos tener mal ejemplo de aspirar a grandes cosas, si tener preparación ni capacidad, nosotros tenemos que hacer todo lo contrario aspirar a servir desde lo más sencillo y de lo más humilde.
Y hay tantos ejemplos “recuerdo muy bien, una vez en el seminario, un obispo en un día cultural, el sirviendo la comida a los seminaristas y a los invitados, él siendo obispo se puso a trabajar y que le quitaba eso, dejó de ser obispo, no deja de ser obispo, dejó de tener todo el conocimiento que tenía no dejo de tener ese conocimiento que tenía, pero se hizo como Cristo servidor de los demás”.
El sacerdote manifestó que San Martín de Porres nunca dejó de tener sus profesiones aun siendo “fray escoba” llegaban del mismo convento y fuera del convento para ser atendidos por él y a pesar de que era reconocido como cirujano dentro de su congregación, él siempre se dedicó a agarrar la escoba y limpiar el convento.
Pidámosle al Señor que nos ayude a tener los mismos sentimientos de Cristo, para poder servir a los demás y no aspirar a los aplausos.