El mandato recibido el domingo recién pasado por nuestra primera presidente mujer, no es un cheque en blanco. Muy al contrario, es una carta de confianza en ella. Sin duda que el hartazgo de la población, frente a las actitudes reñidas con la ley por parte de quienes nos han gobernado en los últimos años, encontró su final en la masiva afluencia de votantes que dio al traste con los planes de aquellos que pretendían seguir haciendo más de lo mismo.
Hace un par de semanas, creo que ninguno de nosotros imaginaba el desenlace de las elecciones que recién hemos celebrado de manera pacífica y en medio de un clima lleno de sosiego gracias a la altura con la que se han comportado sobre todos los candidatos a la presidencia de los partidos mayoritarios.
El gesto de don Nasry Asfura de ir personalmente a la casa de la recién electa presidente, es un gesto que habla muy bien de su manera de proceder.
Fue, aunque se enfrentaba, como se enfrentó durante toda la campaña, a una parte de sus correligionarios que no respondían a sus directrices sino a la de aquellos que pretendían usar su figura para continuar “gerenciando” el devenir de nuestra patria.
Por otra parte, la actitud de doña Xiomara revela mucho de su personalidad, de su corazón de madre y del sentido de responsabilidad con el que pretende asumir el ejercicio de su presidencia. También ella ha tenido que enfrentar el ala más radical de su partido, que no ve con buenos ojos el gesto de abrazar a la persona que representa lo que ellos consideran la fuente de insultos en contra de su dignidad como mujer, y como madre de familia.
Necesitamos un nuevo liderazgo en el país, nuevas actitudes y nuevas maneras de proceder. Si queremos sacar adelante nuestra patria, sin obviar la necesaria justicia y la rendición de cuentas de aquellos que han abusado del erario público, también es cierto, que necesitamos de personas que superen sus visiones ideológicas y se atrevan a tender puentes, no a levantar muros.
Mucho antes de conocer los proyectos de sus primeros 100 días, el que aplaudo es el de la solicitud de la instalación de una nueva MACCIH o CICIH. Es necesario, adecentar las instituciones de nuestro país, y eso no se logrará sin que exista la debida transparencia y el legítimo ejercicio del poder para bien de todos y no de un grupo en particular.
Si tuviera la oportunidad, de decirle a doña Xiomara alguna cosa, le recomendaría encarecidamente que se cuidase de los aduladores y que prestase oídos sordos a los extremistas en su partido y fuera de él. Que busque y escuche los consejos, e incluso las críticas, de aquellos que no buscan “enchambarse” en el gobierno y que aman al país por encima de cualquier partidismo.
Finalmente, le recomendaría que busque siempre tener un espacio en su apretadísima agenda, cada día, para encontrarse con su conciencia, que es la voz de Dios.