En la historia de la Iglesia, los sacramentos se destacan como momentos sagrados que ofrecen un crecimiento espiritual significativo para los fieles. Desde la selección cuidadosa de padrinos hasta la preparación y la celebración misma del sacramento, cada paso debe realizarse con reverencia y plena conciencia de que son signos efectivos de la gracia de Dios.
Identificar
Gabriela Ferrufino, catequista de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, enfatiza la importancia de una preparación adecuada para vivir plenamente los sacramentos. “La forma en que celebramos los sacramentos puede influir profundamente en cómo los vivirá quien los recibe”, destaca. Cuando los padres, padrinos y fa- miliares acompañan estos momentos como sagrados, los confirmados y quienes hacen su Primera Comunión fortalecen su vida espiritual. Los catequistas desempeñan un papel crucial al ayudar a los participantes a comprender la trascendencia de estos ritos.
Cambios
El Padre Rigoberto Velásquez, Párroco de la comunidad Cristo Rey, recalca que el Bautismo, la Primera Comunión y el Matrimonio no solo son eventos para celebrar socialmente, sino ocasiones para profundizar en la fe a través de la catequesis. “Es esencial que la catequesis no solo enseñe moralidad, sino que también profundice en el verdadero significado y valor sacramental, incluyendo la dimensión festiva que también glorifica a Dios”, afirma el Sacerdote. Subraya que al enfocarse excesivamente en la celebración social, se puede descuidar la gracia divina.
1 Sacralidad
La celebración de los sacramentos debe vivirse con el máximo respeto y devoción, transmitiendo su importancia tanto para quienes los reciben y los que participan. Se debe priorizar su significado espiritual.
2 Superficialidad
Se debe de dar un enfoque de solemnidad para evitar desviar la atención de lo que realmente importa: la gracia de Dios que se recibe a través de estos actos sagrados, en lugar de centrarse en el evento.
3 Prioridad
Aunque celebrar el hecho de recibir un sacramento no es malo, el enfoque debe estar en la celebración en la Iglesia y no en el acto social que se desprenda del sacramento. Hay que realzar lo que se hace en el templo.