“Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal, de la que ningún hombre vivo puede escapar” fueron las palabras que San Francisco de Asís enseñó a sus frailes antes de morir. Hoy estas palabras resuenan nuevamente, ya que, Monseñor Roberto Camilleri, uno de sus hijos espirituales, encontró en Honduras, su “porciúncula”, es decir “una pequeña porción del cielo en la tierra”, hasta este día que, ha empezado a gozar de las dulzuras del Señor en su morada.
Siervo
Alrededor de las nueve de la mañana, Monseñor Roberto partía hacia la casa del Padre. El presbítero Emigdio Duarte, secretario de la Conferencia Episcopal de Honduras, menciona que, entendiendo con los ojos de la fe, es un signo de esperanza, por la corona que ya recibió Monseñor Roberto, tras finalizar su paso por esta tierra. “Era un hombre muy fuerte, física y espiritualmente, con un gran amor a la Iglesia, a su servicio abnegado, detallista y estoy seguro de que ya recibió el abrazo eterno del Padre”. Al trabajar diariamente con él, destaca que, fue un hombre de firmes convicciones, tomaba las cosas con mucha responsabilidad, le gustaba mucho platicar y hacía muchas bromas, aunque su semblante denotaba seriedad.
Sencillez
Como buen franciscano, Monseñor trabajó arduamente por “reparar la Iglesia” siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís y se le caracterizó por su genuino interés en tener lugares dignos para el Señor. Asimismo, era conocido por ser un amante de la catequesis, de la formación constante, así como el apoyo a las vocaciones y a los sacerdotes. El presbítero Ricardo Flores, recuerda la estancia de monseñor, como obispo auxiliar de la Arquidiócesis, en donde siempre se destacó por su sencillez. “El fue pionero en la elaboración de un plan pastoral para la Arquidiócesis, era muy accesible”. Fue fundador y párroco de la comunidad Espíritu Santo en la colonia Tiloarque de esta capital. Allí apostó fuertemente por la familia, como núcleo no solo de la sociedad, sino de la Iglesia doméstica, así lo consta la profesora Deisy Maradiaga, quien recuerda con nostalgia qué él presidió la Eucaristía de su matrimonio. “El nos apoyaba para que las parejas fuéramos perseverantes, siempre nos decía que quería que trabajáramos con los matrimonios y los enfermos”. Tras su partida, como Iglesia que peregrina en Honduras, damos gracias a Dios por la vida y ministerio de un pastor que en todo momento, se entregó por completo a sus ovejas.
Conozca a Monseñor Roberto Camilleri
Monseñor Roberto nació el 24 de abril de 1951 y fue ordenado el 29 de junio de 1975 por San Pablo VI. Cinco años después, llegó a Honduras como misionero, primero en Comayagua y luego en Tegucigalpa. Estando en la Arquidiócesis, fue designado como obispo auxiliar, recibiendo la ordenación el 15 de agosto de 2001. El 24 de julio del 2004, el Papa San Juan Pablo II lo nombra Obispo de Comayagua, siendo el titular de esta porción de la Iglesia hasta este día.