La historia de los muchos legados que Monseñor Roberto Camilleri Azzopardi, Q.D.D.G obispo de la Diócesis de Comayagua y presidente de la Conferencia Episcopal dejó en Honduras inició hace 43 años y hoy serán recordados con mucha admiración por la sociedad hondureña.
Monseñor vivió varios años en Comayagua, en 2001 fue nombrado Obispo Auxiliar de Arquidiócesis de Tegucigalpa y en el año 2005 regresó de nuevo a Comayagua, ya como obispo y desde ese momento permaneció en el lugar hasta su último suspiro.
Fundador
Al dar a conocer un poco las tantas obras que deja el obispo no solo dentro de la Iglesia, no podemos obviar que en Tegucigalpa fue uno de los fundadores de las colonias Bernardo Dazzy y La Nueva Esperanza. El empresario Juan Ferrera y vicepresidente honorario de la Fundación Cristo de El Picacho, recordó que Monseñor Camilleri ayudó de manera muy silenciosa en la construcción de la Colonia Divina Providencia y gestionó la alfabetización de adultos mayores en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán.
Como parte de su labor social en Comayagua, gestionó algunas casas hogar, ayudó en las mejoras de centros educativos, colaboró muy de cerca con las autoridades municipales para lograr de esa manera la unidad y conservar la imagen de ciudad religiosa, detalló el alcalde de esta ciudad, Carlos Miranda.
Solidaridad
El titular en los Despachos de Educación, el profesor Daniel Sponda, detalló que el legado del obispo permanecerá por siempre, sobre todo al recordar las muestras de solidaridad durante el paso del Huracán Mitch.
Sin duda, que al referirse a Monseñor Camilleri las palabras quedan cortas indicaron los entrevistados, quienes coinciden en que el país recordará con mucho respeto y cariño a este hombre que sin ser hondureño se enamoró de esta tierra dejando muchos frutos en bien de la sociedad.
