El mes de octubre, tradicionalmente dedicado a la misión en la Iglesia católica, adquiere este año jubilar 2025 un significado aún más profundo. Bajo el lema “Misioneros de esperanza entre los pueblos”, los fieles son convocados a ser portadores de un mensaje que toca el corazón de comunidades enteras: la esperanza viva en Cristo resucitado.
Esperanza
La 99ª Jornada Mundial de las Misiones, que se celebrará el 19 de octubre, está marcada por el espíritu del Jubileo y por la memoria del Papa Francisco, quien en vida impulsó una Iglesia en salida, comprometida con la cercanía y la ternura hacia los más pobres. Sus palabras, recogidas en el mensaje preparado para esta ocasión, señalan que “Cristo continúa inclinándose ante cada persona pobre, afligida, desesperada y oprimida por el mal, para derramar sobre sus heridas el aceite del consuelo y el vino de la esperanza”. En Honduras, esta invitación cobra una fuerza particular. El país vive realidades duras: migración, violencia, hambre, desempleo y soledad. Frente a ello, la Iglesia local, animada por sus pastores y comunidades, busca ser signo de una esperanza que no se queda en el discurso, sino que se concreta en acciones.
Compromiso
El Padre Bernardino Lazo, director nacional de las Obras Misionales Pontificias, lo explica con claridad: “Este octubre, la Iglesia católica que peregrina en Honduras tiene la tarea de ser misionera de esperanza en cada rincón del país”. “Eso implica que todos los bautizados, desde los movimientos, ministerios y grupos pastorales, se conviertan en fermento de esperanza en medio de un pueblo herido por la violencia y el hambre. La esperanza no es abstracta; se vive en lo cotidiano, en las familias que luchan, en los jóvenes que sueñan y en los ancianos que esperan compañía”, añadió el Presbítero. Las parroquias, movimientos y comunidades eclesiales han organizado jornadas misioneras que van desde visitas casa por casa, encuentros recreativos con niños y jóvenes, hasta celebraciones comunitarias centradas en la oración y la escucha de la Palabra de Dios. El Jubileo impulsa a que estas actividades no sean solo actos puntuales, sino un estilo de vida que testimonie la fe en todo momento.
“Celebramos el jubileo de la Esperanza, el mundo necesita mensajes de esperanza, ustedes son este mensaje, y tienen que seguir dando esperanza a todos”
León XIV
Papa





Horizonte
El Padre Gerardo Vallecillo, coordinador de la Comisión para la Gran Misión 2026, sitúa este mes en un horizonte más amplio: “Estamos en un adviento de la misión. Octubre no es un fin en sí mismo, sino una preparación para la Gran Misión 2026. Debemos orar, tener fervor misionero, vivir la cercanía con las personas y no olvidar a los más pobres. La misión requiere perseverancia, creatividad y compromiso constante, no improvisaciones”. En sus palabras, el presbítero señala que la misión se convierte en un proceso prolongado y transformador, que busca no solo anunciar a Cristo, sino formar comunidades vivas que acompañen al creyente en su caminar cotidiano.Por su parte, el padre Heber Espinal, presbítero de la Diócesis de Choluteca, enfatiza la importancia de lo sencillo: “Vivir este mes jubilar es dar gracias a Dios por el don de la vida, integrarnos a una comunidad de fe, escuchar la Palabra y comprometernos con pequeñas acciones en favor de quien más lo necesita. No debemos olvidar que el modelo de todo misionero es Jesucristo, fuente de nuestra esperanza”.
1. Consuelo
Se vuelve realidad concreta durante este Año Jubilar a través de la misión, cuando los misioneros y comunidades de fe se acercan a quienes sufren, ofreciendo atención, acompañamiento y palabras de aliento que alivian las heridas del corazón. Cada visita, cada gesto de ternura y cada acción de solidaridad contribuye a que la esperanza renazca.
2. Vida
Cada acción concreta refleja cómo la fe cristiana transforma la existencia, despertando alegría, compromiso y solidaridad. La vida que se ofrece en la misión no es solo física, sino espiritual y comunitaria, promoviendo un renacer de esperanza en cada lugar donde se lleva a cabo.
3. Misericordia
Cada gesto misionero, desde atender a los marginados hasta consolar a los afligidos, construye puentes de reconciliación y solidaridad en medio de contextos de violencia, pobreza o soledad. La Iglesia, al practicar la misericordia, hace visible el amor de Dios en la vida cotidiana, enseñando que la misión no es solo anunciar palabras, sino transformar vidas con actos concretos de compasión y esperanza.
Gestos
En un mundo donde muchos sienten que la desesperanza domina, el Jubileo llama a recordar que la misión comienza en lo pequeño: una visita al enfermo, un gesto de solidaridad, una palabra de aliento. Son acciones sencillas, pero transformadoras, que dan testimonio del amor de Dios. Las palabras del Papa Francisco en su Bula “Spes non confundit” resuenan con fuerza en este contexto: “La esperanza no defrauda”. Esa certeza guía a los misioneros de hoy a convertirse en lámparas que iluminan la oscuridad y en manos que levantan a los caídos. Así, el décimo mes del año, se convierte en un tiempo de gracia, donde la Iglesia no solo recuerda su identidad misionera, sino que la renueva con fuerza jubilar. Los pueblos de Honduras y del mundo esperan con ansias ese anuncio: que Cristo vive, que la esperanza no muere, y que cada bautizado está llamado a ser misionero de la esperanza.
1. Esperanza
La esperanza es el hilo conductor del Jubileo 2025. No se trata de un optimismo vacío, sino de la certeza de que Cristo resucitado acompaña la vida de los pueblos. En cada misión, la esperanza se hace visible en gestos de solidaridad, oración y acompañamiento comunitario.
2. Misión
Es la esencia de la Iglesia: salir al encuentro del otro con cercanía y amor. Octubre recuerda que cada bautizado es enviado, no solo los misioneros Ad Gentes. La misión se concreta en visitas, en compartir la fe y en formar comunidades.
3. Jubileo
El Año Jubilar 2025 invita a vivir la fe con mayor intensidad. Es un tiempo de gracia, perdón y renovación espiritual, en el que la Iglesia entera se reconoce llamada a transmitir esperanza. El Jubileo impulsa la misión universal.

Director Nacional OMP
“No basta con rezar, hay que salir, visitar hogares, escuchar historias y acompañar a los que sufren. Honduras necesita ver en sus cristianos que la esperanza es real, que se puede vivir con dignidad, y que la fe mueve a transformar las situaciones de injusticia”

Comisión Gran Misión 2026
“Necesitamos buscar lenguajes nuevos, testimonios vivos y gestos de cercanía que hablen por sí mismos. Se trata de formar misioneros perseverantes, capaces de comprometerse a largo plazo, de estar siempre con la gente en sus alegrías y sufrimientos”

Diócesis de Choluteca
“Jesucristo es el modelo de todo misionero, porque Él mismo caminó con la gente, escuchó, curó y consoló. Hoy más que nunca necesitamos testigos que, desde la sencillez, transmitan esa esperanza que solo en Cristo, a través de la santa madre Iglesia, encontramos”