Hoy Su Santidad el Papa Francisco, en la Audiencia General, continúa la catequesis en torno al discernimiento enfatizando el “deseo” que nos debe inspirar el tomar una decisión después de haberlo orado y, a través del autoconocimiento, saber si realmente es lo mejor para nosotros.
El Santo Padre destaca la importancia del deseo como la guía que nos lleva hacia donde debemos ir. “El deseo entonces es la brújula para entender dónde me encuentro y dónde estoy yendo, es más, es la brújula para entender si estoy quieto o estoy caminando”. Compara a una persona que no desea a “una persona casi muerta” y que, al no conseguir lo que queremos, no nos rendimos, sino que nuestra sed por obtenerlo crece.
Nuestro deseo perdura más que nuestras ganas, las cuales suelen ser momentaneas. Nuestros deseos tienden a ser más duraderos, aunque procuran ser mas o menos complicados de obtener. Sin embargo, por su grandeza, perseveramos hasta lograr nuestros cometidos, superando todos los obstáculos que se nos pueden presentar.
El Papa nos llama a no solo quedarnos en el pensamiento de que queremos hacer algo ya que entre tanto “yo quisiera, yo quisiera… no haces nada”. Señala los tiempos actuales donde estamos constantemente bombardeados por millones de oportunidades y posibilidades que si bien fomentan el hacer, “atrofian el deseo” e incrementan la dificultad para tomar una decisión concreta y duradera, especialmente para la población joven.
Al finalizar, Su Santidad nos aconseja pedir al Señor que “nos ayude a conocer el deseo profundo de Él, que Dios mismo ha puesto en nuestro corazón”. El Señor también tiene un gran deseo para todos nosotros, y es el de vivir plenamente en su presencia.