María Auxiliadora es una advocación que cobija el corazón de la misión salesiana

Celebrada cada 24 de mayo, esta advocación mariana representa consuelo, fe y guía para la Familia Salesiana y quienes confían en su poderosa intercesión

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En 1815, tras recuperar la libertad y el orden eclesiástico, el Papa Pío VII instituyó la fiesta de María Auxiliadora el 24 de mayo como un acto de gratitud a la Virgen por su protección.

Conocida como “Auxilio de los cristianos”, la Iglesia conmemora la advocación de María Auxiliadora como una de las festividades marianas más representativas del mes de mayo.

Antecedentes

Su origen se remonta a la época de la Revolución Francesa, cuando Napoleón Bonaparte asume el poder y restablece el catolicismo en Francia, anulando las leyes revolucionarias que prohibían la fe. Esto permitió a los sacerdotes regresar a sus iglesias y a las catedrales ser devueltas a su función original. En 1815, tras recuperar la libertad y el orden eclesiástico, el Papa Pío VII instituyó la fiesta de María Auxiliadora el 24 de mayo como un acto de gratitud a la Virgen por su protección.

Esta fecha conmemora su regreso triunfal a Roma, interpretado como un signo del auxilio de la Madre de Dios a la Iglesia. Don Bosco, quien tuvo a María Auxiliadora como guía en su misión apostólica, afirmó que “Para obtener una gracia especial, la jaculatoria más eficaz es ésta: ‘María Auxiliadora, rogad por nosotros’”, y también aseguraba que al propagar su devoción, “veréis lo que son los milagros”. La vida de este santo, entregado incansablemente a la juventud, estuvo profundamente marcada por la intercesión de María Auxiliadora.

A ella se atribuye el impulso inicial de esta devoción, convirtiéndose en patrona principal de la Familia Salesiana y de todas sus obras. Glinis Salinas, docente del Instituto María Auxiliadora y miembro de la Renovación Carismática Católica, destacó la importancia de la Virgen en su vocación: “Como docentes nos sentimos acompañados por la presencia de María Auxiliadora en nuestra labor; es ella quien nos guía hacia Jesús, nuestro Auxilio en las dificultades del día a día”.

Agregó también que “toda la Familia Salesiana vive y siente la presencia viva de María en nuestras vidas, porque todos llegamos al colegio de su mano y conocemos claramente la misión de Don Bosco y Madre Mazzarello en la vida de los jóvenes y niños. Celebrar a nuestra Madre María Auxiliadora es renovar nuestra vocación como docentes, siendo ella el modelo a seguir en el ‘sí’ al Señor”. Por su parte, José Ulloa, feligrés y devoto, expresó que “Para mí, como salesiano, María Auxiliadora es madre protectora, luz y guía, amor y fe. Su presencia cercana me llena de felicidad e ilusión, y su ejemplo de servicio me invita cada día a ser mejor”.

Marissa Morales, salesiana cooperadora, también compartió su experiencia al decir que “Desde muy pequeña sentí una profunda devoción por Mamá María. Pero fue al conocer a Don Bosco y el carisma salesiano que aprendí a confiar plenamente en María Auxiliadora, a poner todo en sus manos con la seguridad de que Ella intercede con amor ante su Hijo por mí”. Hoy más que nunca, la figura de María Auxiliadora nos recuerda que la fe y la entrega pueden transformar vidas, especialmente cuando se vive con el corazón puesto al servicio de los más jóvenes. Su ejemplo sigue iluminando el camino de quienes, como Don Bosco, creen en el poder del amor, la educación y la esperanza.

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