Ser “Doctor de la Iglesia” es un título que a través del Papa o un concilio ecuménico, se les otorga oficialmente a ciertos santos para reconocerlos como eminentes maestros de la fe para los fieles de todos los tiempos. Se destacan, porque con su aporte han ejercido una influencia especial sobre el desarrollo del cristianismo, sentando las bases de la doctrina sucesiva.
Aporte
El Padre Ángel Portillo, de la Parroquia San Pablo en Choluteca, al hablar de estos hombres y mujeres, reconoce que están intrínsicamente relacionados al crecimiento de la Iglesia. “Son santos que tienen mucho conocimiento en las diferentes disciplinas, sobre todo la Teología, la Moral, las Sagradas Escrituras, el Derecho Canónico, en fin, esas ciencias que hacen crecer la reflexión de los cristianos”. El Presbítero agrega que “han hecho crecer la Iglesia y nos siguen iluminando”.
Carlos Fernando López, seminarista en año pastoral por parte de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, destacó que, “los Doctores en la Iglesia han marcado pasos importantes. Han ayudado a comprender y hacer comprensibles las verdades de fe más grandes que profesamos. Se han dedicado a la ‘ciencia de Dios’ y en ellos se cumple aquella frase de Jesús: ‘te doy gracias, Padre, porque has revelado estas cosas a los sencillos y humildes’”.
López también señala que, “el Evangelio no debería ser interpretado de manera subjetiva, egoísta o reducirlo a un pensamiento o ideología. Los doctores han interpretado la verdad de Jesucristo desde la inspiración divina. Su enseñanza no se fundamenta en alguna corriente antropológica, política o ideológica, tiene su fundamento en la verdad de Cristo, de la Iglesia y de la humanidad”.
ORÍGENES DE LOS DOCTORES DE LA IGLESIA
En el cristianismo primitivo, el título se adjudicó espontáneamente a ocho de los padres de la Iglesia, cuatro de rito latino: Ambrosio, Jerónimo de Estridón, Agustín de Hipona y Gregorio Magno y cuatro de rito griego: Atanasio, Juan Crisóstomo, Basilio Magno y Gregorio Nacianceno. El papa Pío V, en el siglo XVI, definió formalmente los criterios para la declaración de la dignidad, y desde entonces otros santos antiguos y modernos han sido reconocidos como doctores de la Iglesia.
36 DOCTORES
Han sido nombrados siendo el último, San Gregorio de Narek, recibiendo este título el 12 de abril de 2015 por el Papa Francisco.