Los celos en el matrimonio: La delgada línea entre la preocupación y la desconfianza

Aunque en cierta cantidad es permisible el sentimiento, cuando este se distorsiona se convierte en tóxico y en un gran enemigo de la pareja

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 “¿Celoso yo? Para nada…” Admitirlo es difícil y hasta negado por muchos y si existe, la pareja suele sentirse hasta agradada en que, de alguna medida, el ser celado por su cónyuge sea una respuesta al cuidado y sentido de pertenencia que tiene con ella. Al principio puede ser aceptado este tipo de comportamiento, pero son señales de alarma cuando el celoso pide cuentas de cuanto haga o donde vaya o con quién se encuentra, tal es la constante vigilancia y los reclamos que pueden llegar a socavar uno de los fundamentos de todo matrimonio: la confianza.

Identificar

Según la psicóloga clínica, Francia Varela, los celos son parte de la vida matrimonial, pero hay que tener cuidado con la medida. “Existen varios tipos, entre ellos los adaptativos que tienen que ver con el apego y el vínculo con la persona amada y el miedo a perderla”, lo que se reconoce como una preocupación por la pareja a que permanezca a nuestro lado, suele ser este un comportamiento sano. Varela, aclara que este sentimiento puede llegar a deformarse cuando, “la pareja depende emocionalmente del otro, quiere controlarlo al 100 por ciento, no da espacio personal, revisa sin permiso sus cuentas personales y redes sociales o rastrea sus salidas y llamadas telefónicas, desea y sugiere como debe de comportarse y lo más común, sospecha siempre lo peor de su pareja”.

Los celos tóxicos o patológicos provienen de un pasado, la experta asegura que “aunque su base se encuentra en la inseguridad, baja autoestima y falta de confianza en sí mismo, esta debilidad puede formarse desde la infancia y terminan en la adolescencia y se manifiesta en la adultez”. Y es que las consecuencias de este padecimiento a nivel personal, pueden convertirse en trastornos como: ansiedad, depresión, irritabilidad y dificultad para controlar la ira contra la pareja y el entorno, y a nivel familiar. La psicóloga agrega que, “crea una inestabilidad que perjudica no solo a la pareja, sino también a los hijos y quienes convivan con ellos, es tal la inestabilidad y el deterioro que puede sufrir un matrimonio que puede terminar en separación o divorcio”.

Reconocer

Para el Padre Luis Gutiérrez, Párroco de la comunidad Santa María Reina, todo problema se resuelve cuando se admite que algo no está bien. “No se puede vivir sintiendo celos patológicos, es importante trabajar en la propia seguridad, en la autoestima, amarse a sí mismo, construir la confianza, recordando lo que Jesús dijo ‘amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo’”. El presbítero asegura que se debe comprender que nadie está exento de ser traicionado o defraudado, pero se debe confiar en la persona amada.

El celoso, a pesar de situaciones pasadas como malas experiencias con otras parejas o tener padres que sufrieron por lo mismo, con esfuerzo, puede eliminar esos patrones de conducta, a lo que el sacerdote agrega que “es necesario romper con ellos. No siempre lo que vivieron los padres o familiares y amigos le sucederá a toda pareja”. Para superar esta situación, es primordial trabajar con la persona que los padece, reconocer que siente celos tóxicos y buscar ayuda profesional. Por ello, el Padre Gutiérrez añade que “viene la modificación de la conducta con el trabajo y esfuerzo diario. Cada caso es diferente, pero con disciplina y con el deseo de cambiar se podrá lograr. Hay quienes lo logran, otras personas no y es cuando los podría llevar a una ruptura matrimonial o de pareja”.

Igualmente, el cónyuge que se ve castigado por los celos, debe acompañar y ayudar a que su pareja mejore. “Generar confianza, esto es fundamental. Saber que algo no está bien y necesitan ser acompañados por un experto”, adicionó Gutiérrez y que “no hacer objeto de burla a la persona que padece de celos”, esto debido a que la sociedad suele desacreditar el padecimiento, cuando es un problema que vive la pareja y que incluso la familia puede contribuir al buen manejo de la situación.

En caso de no poder tolerar la situación, los afectados deben recordar que cuando se ama se debe trabajar por restablecer la sana relación. A lo que el sacerdote aconseja que “se debe salvaguardar el vínculo matrimonial a toda costa con la ayuda profesional. No darse por vencido, pero si la relación está muy rota por la inseguridad lo mejor es hacer un alto, no olvide que todo con la debida ayuda tiene una solución” finalizó.

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