
TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Los catequistas tienen un rol importante en la formación de futuros cristianos y abrir las puertas para que la vocación a la vida sacerdotal, vida consagrada y religiosa, sean un inicio importante tanto para la Iglesia como para encontrar la plenitud en sus vidas.
El Jubileo del Camino Neocatecumenal, celebrado en la Basílica de Suyapa, se volvió un portal para dar una respuesta favorable al Señor a través de la vocación. El Padre Fermín Muro, responsable del Camino Neocatecumenal en Honduras dijo: “No dejes de escuchar esa voz que dice ‘Me robaste el corazón’. En el amor no tiene explicación porque el Señor se ha enamorado de ti”. Con estas palabras hace un llamado lleno de ternura para poder trabajar por la Iglesia con el corazón enamorado de Dios.
Por lo que, así como comienza el amor para estudiar carreras que ayudaran al crecimiento integral de la persona y la sociedad, se debe inculcar la vocación al sacerdocio, es aquí donde los catequistas tienen una función clave, menciona el promotor vocacional de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, el Padre Carlos Rubio. “Es importante tomar conciencia de que somos promotores profesionales. Yo me reunía con los catequistas y hablamos de este tema, que el catequista es promotor porque a ellos llegan los niños y los jóvenes tanto en la primera comunión como en la confirmación y es ahí en esa etapa se debe incluir la orientación vocacional”, dijo.
Cuando se hace esta se llama la ‘antropología de la vocación’, que es tomar conciencia que somo seres humanos que nos incluye en su plan para ser servidores del reino y tenemos que responderle. Si los hijos ven a una familia de testimonio de fe, sin duda que servir a Dios será una prioridad.