Ante la difícil situación económica que enfrentan las familias en la actualidad, ambos padres se ven obligados a salir para buscar el pan de cada día, sacrificando con esta decisión el cuidado de sus hijos, razón por la que deben recurrir al apoyo de los abuelos.
Se ha comprado que un gran número de abuelos de más de 65 años cuidan habitualmente a sus nietos, en su mayoría las abuelas. Esto debido a que los padres prefieren dejar a sus pequeños con estas personas de la tercera edad, porque les genera tranquilidad y confianza.
Si bien es cierto los abuelos colaboran en la vida familiar de múltiples formas, pero cabe destacar que por estar ellos más tiempo con sus nietos, se convierten también en promotores de la fe, esa fe que se ha cosechado y arraigado de generación en generación.
Es así que, en la transmisión de la fe en familia, los mayores no son un problema sino un importante apoyo. Custodios de la memoria colectiva. Hay que destacar el papel de los abuelos en la formación religiosa de los nietos, especialmente en edades tempranas.
En muchos casos los abuelos intentan paliar la falta de práctica religiosa de los padres o la indiferencia del ambiente en que crecen los nietos.
Aunque la tarea básica corresponda a los padres, es mucho lo que pueden hacer los abuelos en la transmisión de la fe a sus nietos: enseñándoles verdades, devociones y oraciones (rezando juntos), con su testimonio de palabra y obra. Contándoles narraciones evangélicas. Asistiendo junto con sus nietos a actos religiosos. Explicándoles el significado de los sacramentos.
Ahora más que nunca hay que valorar la entrega y dedicación de los abuelos, que, a pesar de haber concluido la tarea con sus hijos, ahora asumen nuevamente el rol con sus nietos, oremos por todos aquellos adultos mayores para que el Señor les conceda salud y larga vida.